La iniciación a diferentes deportes es una de las tareas del curso. Foto: TERESA AYUGA

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Los más pequeños de la casa podrán disfrutar este mes de julio de todas las actividades lúdicodeportivas que se llevan a cabo en el campus de la UIB bajo el lema 'A córrer món'. Las actividades, que han sido organizadas por la CampusEsport y que cuenta con el apoyo didáctico del área de Educación Física y Deportiva del Departamento de Pedagogía y Didácticas de la UIB, desarrollan durante este verano su séptima edición. Desde el pasado 3 de julio un total de 270 niños, de edades comprendidas entre los 3 y los 12 años, disfrutan de talleres, danzas, juegos, cursos de natación y otras muchas actividades de iniciación a diversos deportes.

Un total de 40 monitores se encargan cada día de entretener a los más pequeños y de cuidar de ellos durante la jornada. El ratio de monitores por niño corresponde a las diferentes edades, el número es mayor a medida que disminuye la edad de los menores. Los más pequeños, de entre 3 y 4 años cuentan con un monitor por cada cinco niños. Los medianos, de entre 5 y 6 años poseen un monitor por cada 8 niños. Los más veteranos, de entre 7 y 12 años, cuentan con un monitor por cada 10 niños. La seguridad para los padres, por lo tanto, está más que asegurada.

Entre los diversos talleres que realizan los asistentes este año, la estrella es el curso de cocina. En este taller los niños aprenden a desenvolverse con los alimentos jugando con ellos. En el taller elaboran suculentas delicatesens como los sabrosísimos pinchos de fruta elaborados con sandía y melón, todo un manjar para refrescar los calores del verano.
Además de realizar diversos talleres, los pequeños también se divierten jugando en el agua. Los cursos de natación y los juegos en el agua son los preferidos por los participantes del curso. Grupos de 10-15 niños ataviados con vistosos bañadores, coloridos gorros de piscina y llamativas gafas de buceo se dirigen nerviosos hacia las piscina donde les espera su monitor para empezar los juegos en el agua. Después de una dura pero divertida jornada de juegos y chapuzones, los más pequeños caen rendidos; los padres pueden estar tranquilos.

Lidia Sierra