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El segundo desfile de la moda Adlib de este año, celebrado en Sant Ferran de ses Roques, en Formentera, fue anodina y con una importante carencia de glamour. En una plaza pequeña y abarrotada, sin escenario o pasarelas, el espectáculo fue un tanto desangelado, pese al esfuerzo de creadores y modelos que participaron en el desfile, máxime cuando ya se habían presentado las teóricas novedades en Santa Eulària. La moda es una vez más un regreso sobre sí misma, sin nuevos conceptos, mirarse el ombligo y seguir con unos cánones que no se rompen ni transgreden excepto, en algunos diseñadores, en el color.

En una plaza tan pequeña como la de la iglesia de Sant Ferran, con apenas espacio y con las modelos desfilando a pie de suelo, había mucha gente que no podía ver ni las ni los modelos que deambulaban por la pasarela. Entre las autoridades presentes cabe destacar la presencia de Pere Palau, presidente del Consell Insular d'Eivissa i Formentera; el primer edil de la isla, Isidor Torres; el conseller autonómico, Josep Juan Cardona; el conseller por Formentera, Pep Mayans; los conselleres insulares de turismo Josep Torres y Nuevas Tecnologías, Diego Guasch; Eduardo Gamero, máximo responsable balear de Ibatur, y José Ramón Mateos, diputado socialista. Muchos de ellos lucían vestimentas Adlib.

En cuanto al público que acudió al evento, como se diría en una faena de toros, entregado, sobre todo a la espera de que salieran las creaciones que llevaban los pequeños de la isla, momento en el cual padres y madres deslumbraron al personal con sus repetidos flashes. «Me gustan más las modelos sin maquillar y andando por la calle que en las pasarelas», decía un paisano.

Guillermo Romani