Los comisionados de la ONU posaron para la foto de grupo en un ambiente distendido. Foto: PERE BOTA / SERGE CASES

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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, animó ayer a los representantes del Grupo de Alto Nivel de la ONU, los sabios que participan en la Alianza de las Civilizaciones, a que se inspiren en la rica historia de Palma para proponer sugerencias que permitan «romper la brecha» actual que existe entre distintas civilizaciones. Zapatero abrió con esta sugerencia la sesión inaugural del grupo de trabajo que hasta el martes reunirá a 18 analistas de Naciones Unidas en el hotel Punta Negra de Calvià.

«Les invito a que, en una pausa de su trabajo, paseen por el casco histórico de Palma; podrán ver, junto a imponentes edificios góticos cristianos, un palacio, unos jardines y unos evocadores baños árabes del siglo X, y un espléndido barrio judío», señaló el presidente.

«Son el poso de una historia no exenta de episodios dramáticos, de violencias e injusticias -añadió-; pero, con la perspectiva de los siglos transcurridos, hoy podemos contemplar serenamente la ciudad como una realidad viva y armoniosa; podemos admirar la valiosa aportación de cada una de las culturas a la belleza del conjunto». Para Zapatero del paseo por el centro de Palma, «quizá puedan extraer alguna inspiración suplementaria en el desarrollo de sus trabajos».

El presidente del Gobierno inició la sesión inaugural con referencias históricas al papel jugado por el Mediterráneo, mar en el que nacieron tres civilizaciones. En este espacio geográfico se presentan en la actualidad «buena parte de los problemas, contradicciones y desencuentros a los que, entre todos, debemos intentar poner fin».

Por eso Zapatero insistió en la necesidad de apostar por una movilización decidida «para cerrar la brecha que se está abriendo» y para alzarse «contra quienes, en cualquier parte y utilizando todo tipo de argumentos deformados, argucias y pretextos», fomentan el odio y la intolerancia.

«Debemos cegar las fuentes del extremismo, ganar la batalla de las ideas y los principios, alimentar las mentes de voluntad de paz, fortalecer en nuestros corazones el instinto de cooperación», añadió. Para Zapatero, la fuerza de una cultura reside en su capacidad «para abrirse a otras, para integrarlas e integrarse en ellas» y por ello emplazó a los expertos a buscar los mecanismos que permitan «aislar las versiones e interpretaciones espurias de las grandes civilizaciones que conforman el mundo y afrontar con determinación los escenarios en los que tales versiones florecen».

Alertó de que, en el contexto mundial de inestabilidad que se vive en un mundo cada vez más interrelacionado y complejo, existe el riesgo de que proliferen y se consoliden «los tópicos y estereotipos simplificadores, las imágenes deformadas, las percepciones desenfocadas, la ignorancia y la incomprensión mutuas». Por ello propuso fomentar «el conocimiento y respeto al otro, el entendimiento mutuo, la moderación, el aprecio de la diversidad y la conciencia de la creciente e inevitable interdependencia entre todos los pueblos y naciones».