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El Bisbat de Mallorca y sus 150 parroquias acumulan una deuda de 10,7 millones de euros, aunque tanto el económo diocesano, Pere Torres, como el vicario episcopal de Asuntos Económicos, Joan Servera, señalaron ayer que «la situación económica de la diócesis no es angustiosa. Las deudas se van pagando».

Torres y Servera explicaron ayer el balance económico del Bisbat de Mallorca en 2004 y presentaron el Dia de l'Església Diocesana, que se celebra el próximo domingo, dedicado a las colectas en favor de la diócesis.

De los 10,7 millones de euros, 9,3 millones corresponden a las parroquias, básicamente por las obras de restauración de templos. Torrres indicó que «las iglesias de Mallorca representan un gran patrimonio, un valioso legado que no podemos abandonar y debemos conservar. Para ello recibimos subvenciones, pero éstas no superan, en el mejor de los casos, el 55 por ciento del coste de las obras. El resto se reparte entre las aportaciones de la diócesis -pago de los intereses- y las iniciativas de las propias parroquias, que incluyen la organización de rifas, tómbolas, cenas, colectas y donativos. Los débitos de las parroquias pueden parecer excesivos, pero mientras unas empiezan a endeudarse, otras liquidan sus créditos. No hay motivo para la alarma, pues todo se está pagando».

El resto de la deuda global, 1,4 millones de euros, corresponde a la restauración del Palau Episcopal, donde ya se llevan gastados 2,2 millones de euros, siendo este proyecto el que supone un mayor esfuerzo económico para la diócesis. Estas obras cuentan con subvenciones públicas por valor de 757.000 euros. No se piden donativos para el Palau Episcopal.