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La localidad menorquina de Alaior fue testigo de la pimera boda protagonizada por dos mujeres que contrajeron matrimonio en el mediodía de ayer ante amigos y familiares. Algunos vecinos y curiosos se acercaron a ver y felicitar a las dos mujeres que no podían ocultar su satisfación. La ceremonia, por lo civil, la celebró el propio alcalde de Alaior, Pau Morla, pero la anécdota triste la protagonizaron algunos de los familiares que se pusieron a impedir que la gente realizara fotografías, especialmente a los medios de comunicación, algo que como podrán observar no tuvo éxito.

En definitiva, y como se dice, de una boda sale otra.

J. Luis García