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La flota palangrera española (concentrada en Andalucía, Murcia, Alacant y Balears) captura cada año, de manera accidental, entre 20.000 y 40.000 tortugas marinas, especialmente tortugas bobas (Caretta caretta), de las que un 30 por ciento muere como consecuencia de su pesca involuntaria al no poder sobrevivir a los daños causados por anzuelos y otros impactos.

Este dato fue aportado ayer por Xavier Pastor, director para Europa de la organización conservacionista Oceana, durante la firma de un convenio con María Artola, directora general de la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, para promover la protección de ecosistemas marinos de especial importancia y para la recuperación de las poblaciones de tortugas marinas.

La firma del convenio tuvo lugar en Palma, a bordo del catamarán de investigación «Oceana Ranger», atracado en el Passeig Marítim.

El convenio prevé un presupuesto total de 263.000 euros, 160.000 de la Fundación Biodiversidad y 103.000 de Oceana.

El «Oceana Ranger» desarrollará sus trabajos de investigación sobre ecosistemas marinos en Azores, Gorringe-Bank, Mar Balear y Mar de Alborán, con un estudio específico sobre la biología de las tortugas marinas en el Mar Balear. Oceana está instalando emisores en tortugas marinas para conocer sus costumbres migratorias. A partir de los resultados de las investigaciones, se editará material científico y divulgativo.

No obstante, Artola y Pastor destacaron que los estudios realizados gracias al convenio ayer suscrito servirán para presentar propuestas de protección de ecosistemas marinos a la Unión Europea, que en 2007 revisará su Directiva de Hábitats. Precisamente, uno de los objetivos de la revisión es no centrarse tanto en los hábitats terrestres y conceder una mayor importancia a la conservación y preservación de los ecosistemas marinos mediante usos más sostenibles.

Pastor indicó que la masiva urbanización de la costa, los vertidos de la industria y las ilegalidades de la actividad pesquera (redes de deriva, motores con mayor potencia que la permitida, barcos que faenan en áreas prohibidas) están generando daños importantes en el equilibrio natural del Mediterráneo.