Cada día la pareja formada por Joaquín y Susana se refugian en la discreción de las rocas.

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Joaquín Sánchez, jugador del Betis y de la Selección Española pone punto final a la luna de miel que ha disfrutado en Mallorca con su esposa Susana, con quien se casó la pasada semana en la iglesia de la Virgen de los Milagros de El Puerto de Santa María, su pueblo, una boda que concentró a más de dos mil curiosos en la puerta del templo y a la que fueron invitados, entre otros, el ex matador de toros Curro Romero, que es bético hasta la muerte, algunos jugadores del Betis, el entrenador

Serra Ferrer y el presidente del Club, Ruiz de Lopera, quien se presentó con la Copa del Rey.

El convite que siguió a la ceremonia religiosa, oficiada por el cura Diego Valle Serrano, que se prolongó hasta casi el alba, retrasó la llegada de los novios a Formentor.

Incluso en Mallorca es tal la popularidad del jugador verdiblanco, que tuvieron que dejar de ir a bañarse a la playa, dado que a cada instante tenía que estar dando la mano, saludando a unos y a otros y firmando autógrafos y, la verdad, estando en luna de miel es pesado hasta para el mismo Santo Job. Por eso, la pareja optó por la discreción, sacrificando la comodidad de la tumbona bajo la sombrilla por la dureza de las rocas solitarias, y a pleno sol, sitas en un punto opuesto al de la playa. Nos llamó la atención que mientras Susana pasaba la mayor parte del tiempo tumbada, soleándose, Joaquín se entretenía buscando caracolillos entre las grietas de las rocas. Pocas veces le vimos leyendo la prensa, aunque imaginamos que lo haría en el hotel. Pues no nos imaginamos a un Joaquín, por muy de luna de miel que esté, sin noticias del mundo del fútbol, en especial de fichajes, idas y venidas de jugadores, así como de los resultados de los partidos amistosos y de la Intertoto que se está disputando.

Pedro Prieto
Foto: Click