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Algo pasa con los souvenirs. Algo preocupante, porque familias que llevaban décadas dedicándose a la venta de recuerdos de Mallorca a pie de costa han tenido que acabar cerrando sus locales. Aún así, muchas tiendas siguen sobreviviendo a la crisis del sector vendiendo diariamente artículos que destilan folclore cañí y surrealismo de andar por casa. Sus locales son los únicos donde convive en un mismo espacio esiurel isleño junto al torero peninsular. Aunque según sus propietarios, hoy es un torero de capa caída. «Los turistas extranjeros cada vez se gastan menos. Todo lo que cuesta más de un euro, lo consideran caro. Hasta intentan regatear. Eso en lo que respecta a los souvenirs. Lo que son colchonetas y sombrillas, ya se las traen de su país». Así opina una de las encargadas de una tienda de souvenirs de Can Pastilla. Asegura asimismo que este tipo de comercios se ven obligados o bien a no renovar los productos y ser menos competitivos, o bien a comprar nuevos artículos para mejorar la oferta, lo cual les perjudica económicamente por culpa de una baja demanda.

Las novedades en el mercado del souvenir son escasas. Los productos típicos son los de siempre, por algo merecen el adjetivo. Los pocos artículos de nuevo cuño están adquiridos en sex shops. Lo que abundan son los molinos de viento, postales, siurells, dibujos de payeses de Balears, el kit completo del buen playero, botellas de palo y hierbas dulces. También cualquier artilugio con la forma de la Isla, como un reloj de pared de cocina. No faltan tampoco las camisetas con el nombre de Mallorca, aunque la serigrafía muestre la cara de Bart Simpson o del Che Guevara. Lo más vendido se corresponde irremediablemente con lo más barato. Cuanto más económico, más comprado. Los souvenirs parecen condenados a sustituir a las extintas tiendas de 100 pesetas. La competitividad entre negocios permite que ahora mismo el cliente pueda adquirir tres camisetas por sólo seis euros.

Los clientes habituales son ingleses y alemanes. Según una propietaria, cada vez con menos modales: «lo tocan todo y no compran nada. Los peores son los que aprovechan cualquier despiste de los empleados para robar». Los productos más buscados del pasado junio y de principios de este mes de julio son los mecheros y ceniceros. Falta por saber si la ley antitabaco, además de a los bares, también perjudicará a las tiendas de souvenirs.

Marcos Jávega