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En el municipio de Andratx, la Serra de Tramuntana nos descubre un lugar perfecto para todos los amantes de la naturaleza y de la historia, La Trapa. Paisajes de ensueño con vistas privilegiadas a la isla de sa Dragonera y molinos del siglo XIX se entrecruzan con el trabajo que desde hace tiempo allí desarrolla el GOB. Este paraje natural fue adquirido por el grupo ecologista en 1980, y desde entonces los esfuerzos por preservarlo han sido contínuos. Son muchos los voluntarios que durante todo el año se preocupan por la salud de este entorno.

Pero además, en verano, desde hace ya 12 años, grupos de jóvenes de entre 16 y 26 años se acercan hasta La Trapa para formar parte de los campos de trabajo. De este modo, el GOB junto con la colaboración de la Conselleria de Medi Ambient, la Conselleria de Joventut, obra social de la CAM y Puigcercós Grupo Empresa, hacen posible que este voluntariado ambiental sea uno de los más activos. La Trapa ha sufrido muchos incendios. Pero el de 1994, que arrasó más de 1.300 héctaras de flora y fauna, ha marcado los esfuerzos de los campos de trabajo, que tienen como objetivo principal eliminar las fatídicas consecuencias de este suceso.

Limpiar los bosques de hierbas secas para evitar posibles incendios, cuidar los cortafuegos para que sean efectivos o repoblar el suelo con diferentes espécies de árboles como higueras o pinos, son algunas de las tareas de estos voluntarios. Pero a estos trabajos se suma la rehabilitación del molino y la iglesia que allí se encuentran desde el siglo XIX, y que pertenecían a los monjes trapas. Trabajos que necesitan de la experiencia de especialistas. Aún así, la ilusión de estos jóvenes permite que poco a poco La Trapa vuelva a ser la de antes del incendio e incluso mejor.

Andrea Rodríguez