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Xisco Estarellas y su hijo Toni dieron la vuelta a mundo a vela a bordo de su barco «Sirah», de 11'67 metros, construido en los astilleros mallorquines Ferrer. Partieron el 4 de octubre de 1997 y regresaron a Mallorca el 30 de junio de 1999. Miquel, el otro hijo de Xisco, les acompañó durante 10 meses. Y la madre, Jerònia, se desplazó para navegar con ellos en diversos intervalos. Toda la aventura quedó reflejada en el libro «Tormentas, piratas y tiburones», escrito por Toni.

Xisco y Toni participarán el próximo lunes, a las 20.00 horas en el Teatre Municipal de Palma, en la mesa redonda organizada por eClub Ultima Hora «Els mallorquins que han fet la volta al món a vela» junto con Antoni Nicolau y Guillem Martí. Presentará y moderará el periodista Xisco Busquets. Los interesados en asistir pueden recoger la invitación en el Palau de la Premsa (Passeig Mallorca 9-A) o reservarla llamando al teléfono 971 78 83 87.

Xisco Estarellas afirma que «la verdad es que tardé bastante en dar la vuelta al mundo. Con mis hijos ya mayores, llegó el momento. No me apetecía hacerla en solitario. Me gusta compartir y quiero repetir la experiencia».

Evidentemente, dar la vuelta al mundo a vela no es un viaje turístico: «No hay que tener ninguna prisa. Si navegas con prisas, te puedes llevar muchos palos. Es un deporte de paciencia. Hay días de actividad: pescar, cocinar, realizar reparaciones, la propia navegación, problemas que surgen durante el viaje, etc., pero también hay tiempos muy largos de sentarse y no hacer nada. Lo importante es disfrutar. Un buen marino es el que disfruta navegando».

Toni apunta, sin poder evitar el tono de broma, que «a mi padre le gusta dar órdenes y tenerlo todo muy bien ordenado y organizado, pero lo cierto es que cuando había algún problema serio, lo resolvía yo. Además, mi padre siempre se dirige en mallorquín a los nativos de cualquier país. No sé cómo lo hace, pero consigue que le entiendan».

¿Por qué una vuelta al mundo? Padre e hijo coinciden: «La vuelta al mundo es la ilusión de todos los navegantes. Hay que ser un poco inconsciente, tener un punto de locura, pero al final la satisfacción personal es enorme, aunque no te den ninguna medalla. Hay un antes y un después. Te marca para toda la vida. Hablando entre nosotros, cuando buscamos una referencia temporal, siempre decimos 'antes o después de la vuelta'».