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Se ve gente en Magaluf, especialmente en Punta Ballena, y sobre todo por las noches. Sin embargo, hablas con el empresario en general y te dicen que están a un veinte por ciento menos que el año pasado por estas fechas a pesar de que viene gente, tal vez porque los viajes son baratos, pero es gente con poder adquisitivo bajo muy bajo. Decíamos semanas atrás, que a Magaluf, de unos años a estas parte por estas fechas, suelen llegar de Inglaterra jóvenes a celebrar su despedida de soltero, o a celebrar una fiesta o, simplemente, a divertirse. Pagan, dependiendo de la estancia, entre 99 libras, si es por cuatro días, y 380, si es por doce. En eNess, un complejo de bar, restaurante y zona de ocio en la que los columpios y el toro mecánico son las atracciones más importantes, y donde el cliente es servido por bellas señoritas en bikini con pareo atado a la cintura, nos encontramos con Lizzy y sus amigas, todas de Conventry, llegadas para celebrar la despedida de soltera de aquella, a la que habían vestido de princesa con banda. Las otras iban cada cual a su gusto. Nos contaron que habían pagado por cuatro días 99 libras y que se lo estaban pasando muy bien. Por la mañana, playa, y por las noches diversión. ¿Que si le va a ser infiel a su prometido estos días? Lizzy, asombrada, responde que no. «Hemos venido a divertirnos, a pasárnoslo bien, pero a nada más. Al menos yo. Mi novio celebra su despedida de soltero, con los amigos, en dos semanas aquí en Magaluf. Espero que él también se comporte».

Pasada las dos de la madrugada, la noche, si cabe, se anima más. Los guardias, a golpe de multa, tratan de que los bares cierren la puerta y así la música no se escucha desde la calle, pero en ésta el alboroto es total. Y lo peor es que nadie pone remedio. Unos diez o doce de Manchester -y del Unitedentran en un bar dispuestos a matar lo que resta de noche. Se les ve bien. Levantan la voz -y el vaso de plástico conteniendo la cervezacuando hablan, pero no van más allá. Uno nos cuenta que están doce días, por lo que han pagado 380 libras. «Se gastarán cada noche -nos cuenta el dueño del barunos 40 euros en copas. Claro que si van atodo un euro, les costará bastante menos». En el interior del establecimiento, otro inglés, desnudo de cintura hacia abajo, baila en la pista ante la indiferencia del resto que beben en la barra. Ante la indiferencia de todos hacia su numerito, termina poniéndose los pantalones y se une a los de la barra.

Más tarde irrumpen en la calle un grupo de conejitas vestidas de negro, con pajarita, que dicen que se han venido a Mallorca de fiesta, y por detrás van otras dos jóvenes, una de ellas, la de amarillo, a punto de escapársele los pechos por el escote, que se acercan a la camarera que se pasea con dos botellas en la cintura y una bandeja de chupitos en la mano, y le piden dos. Lo bueno de Punta Ballena es que la fiesta no decae, y que parte de la noche discurre en el interior del local, con música a tope, y parte en la calle, con gritos y risas. ¿Cómo logran dormir los vecinos?

P. Prieto