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El grupo teatral «Los errantes del tatami» del colegio El Cide de Palma representará a Balears en la Fase Final del II Concurso Nacional de Teatro Joven promovido por la Fundación Coca Cola con la colaboración del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación y Ciencia. El grupo ha sido elegido ganador autonómico del II Concurso nacional de Teatro Joven «Premio Candilejas» que le abre las puertas para participar en el concurso nacional citado anteriormente. El grupo, integrado por 22 alumnos de 4º de ESO, interpreta la obra «Que ruina de función», una adaptación de textos de Michael Frayn y que cuenta la historia de una compañía de actores amateur que está a punto de estrenar su obra pero una serie de problemas les complica dicho estreno. Es una historia de enredos, engaños y líos de parejas. Además de esperar el resultado del concurso nacional que tendrá lugar entre mayo y junio, el grupo representará la obra en la Mostra de Teatre Escolar los días 19 y 20 de abril en el Teatre Municipal y en la fiesta de final de curso.

Los nervios están a flor de piel porque los alumnos se muestran impacientes por conocer el veredicto del jurado. De resultar ganadores en el certamen nacional, podrán representar la obra en un teatro de Madrid. «Un reconocimiento que a los alumnos les haría mucha ilusión», señala Trinidad Esbert, monitora de teatro. Ella es la encargada de enseñarles las pautas básicas para convertirse en actores de teatro. Durante el primer trimestre, los estudiantes aprenden a perder la vergüenza, el miedo al rídiculo y ganan confianza, además también se les enseña varios ejercicios vocales y corporales. En el segundo trimestre, lo que hacen es preparar la obra en cuestión y ensayarla hasta que quede perfecta. Según Trinidad, esta asignatura optativa «les sirve como punto de desahogo, les hace quitarse el miedo y la vergüenza y aprenden a hablar en público, se convierten en personas mucho más expresivas».

Quizás sea este el motivo por el que esta asignatura les guste tanto a todos, aunque sólo unos pocos quieren dedicarse a la interpretación en un futuro. Es por ejemplo el caso de Carlota, a la que le encanta el teatro porque es una modalidad artística «mucho más cercana al público», y Cristina, que prefiere el cine o la televisión y cuya ilusión es parecerse a la actriz Mónica Cruz. En estos últimos meses, todos ellos han realizado un ardúo trabajo. «Para nosotros es un orgullo porque hemos preparado la obra en poco tiempo y le hemos dedicado muchas horas», señala Teresa Anivarro.

S. Coquillat