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Dos visiones de la familia y la educación volvieron a cruzarse ayer por los salones y pasillos del hotel que acoge al II Congreso Internacional de la Familia, que se clausura esta mañana. Congresistas y organizadores llegaron preparados para todo. Sabían que Esquerra Unida (EU) había convocado un acto de protesta por el currículo de algunos de los ponentes y desde muy temprano se miraban de reojo unos a otros. A las nueve se inició la primera de las conferencias previstas. Su autor, el sociólogo antidivorcista y asesor de Bush Patrick Fagan. Con él estalló la polémica. Fue el único de los ponentes abucheados por sus planteamientos radicales. Finalizada la misma habló con Ultima Hora y explicó que lo que había sucedido ayer no era la primera vez que pasaba. «Ya estoy acostumbrado, pero aunque las opiniones sean libres, los hechos son los hechos y lo que yo aporto son hechos», indicó para comentar que los hijos de «familias intactas» (sin divorcios) funcionan mejor. Rechazó la posibilidad de que los homosexuales adopten y se refirió a la influencia de la televisión. Por ejemplo, cuestionó el modelo de Los Simpson y defendió el afán de «superación» que transmitía La Casa de la Pradera».

Todo cambió con el siguiente conferenciante, Aldo Morrone (del centro de servicios sociales de Montreal), que dio paso a un coloquio sobre la mediación familiar. Durante el mismo, la profesora titular de Psicología de la Universidad de Valencia Gema Pons expuso su teoría: que lo malo de los divorcios y las separaciones no son las rupturas en sí, sino «el conflicto entre los padres». Pons, durante un coloquio que fue seguido por la propia consellera Rosa Puig -que lo puso como ejemplo de la diversidad de opiniones oídas en el congreso pese a las críticas de EU- explicó lo que era la mediación y señaló que nunca debe someter a los hijos «a un conflicto de lealtad» entre un miembro y otro de la pareja. Una de los discursos más sorpresivos, recibido con aplausos, fue el del psicólogo de la Fiscalía de Menores de Madrid Javier Urra.

Urra, que llegó al congreso acompañado por el defensor del Menor de Balears, Gaspar Rul·lan, abogó por «feminizar» la educación de los hijos para evitar «una sociedad psicopatizada». La tesis de Javier Urra es que avanzando en la educación «en clave femenina», los niños «no serían tan tiranos». Para Urra el debate no es si los homosexuales pueden o no adoptar. «Yo no vengo a hablar de esto; yo vengo a hablar de lo que he visto», anticipó a este periódico para luego relatar casos como el de hijos que «tiranizan» a sus padres o que son capaces de «pegar puñetazos a sus madres». El defensor del Menor de Balears, Gaspar Rul·lan, abogó por el máximo consenso a la hora de abordar el debate de la adopción por homosexuales. Rul·lan destacó el carácter abierto de la sociedad, «que debe una reparación a los homosexuales por la marginación que han sufrido».