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Las diferencias que mantienen los dos partidos mayoritarios (PSOE y PP) a la hora de definir su concepto de familia se pusieron ayer de manifiesto coincidiendo con el congreso internacional sobre esta materia que se inauguró en Palma. Si bien no hubo ocasión para presenciar ningún duelo político sobre este asunto, el tono de las intervenciones y los sobrentendiso en la sesión inaugural, ya sirvió para visualizar que el Gobierno central está dispuesto a promover cambios legales que van más allá de lo que se recogerá en las conclusiones del congreso. El segundo Congreso Internacional de la Familia -que el Govern balear aprovechará para presentar formalmente el plan aprobado el pasado viernes- no incluye ninguna ponencia sobre los matrimonios homosexuales ni sobre la adopciones, si bien durante los debates se suscitaron algunos interrogantes al respecto.

Así, varios de los ponentes, en conversaciones con los medios de comunicación o en sus conferencias, rechazaron expresamente la adopción por parejas gays, mientras que la secretaria de Estado de Servicios Sociales, Amparo Varcarce -que posteriormente celebró una rueda de prensa en la Delegación del Gobierno- defendió las propuestas de Zapatero en esta materia y defendió la reforma de la ley del divorcio y la adopción por homosexuales. Rosa Puig, la consellera de Presidència -departamento que organiza el congreso- señaló que estas cuestiones (matrimonio entre homosexuales y adopciones) no eran objeto de las ponencias, si bien no se atrevió a pronosticar si finalmente se incluirían en las conclusiones. «Este congreso estaba previsto desde antes de que se suscitara el debate», expresó Puig.

El congreso fue inaugurado por Jaume Matas, que destacó la importancia de encontrar fórmulas para compaginar la vida familiar con la laboral y recordó en este sentido que el plan autonómico prevé actuaciones específicas en este ámbito, como la flexibilización de los horarios laborales en la función pública. Matas aludió a que «vivimos tiempos de cambios, que afectan a la familia» pero abogó por abordarlos «desde el realismo».