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El anuncio del conseller de Medi Ambient, Jaume Font, de estudiar la reintroducción en Balears devell marí (Monachus monachus), extinguido en las Islas en los años 50, ha sido recibido entre ecologistas y grupos conservacionistas con escepticismo e incluso críticas. La iniciativa intentaría lograr ejemplares de Mauritania, Madeira o Grecia para reubicarlos en Cabrera o Tramuntana de Menorca.

Antoni Muñoz, del GOB, duda de que «se consigan todas las autorizaciones necesarias para una operación así. Cabrera depende del Ministerio de Medio Ambiente, pero más allá de trámites burocráticos, evell marí necesita pescado y seguridad para sobrevivir. En Cabrera puede conseguir alimento suficiente, no en el resto de Balears, pero es difícil que encuentre seguridad y tranquilidad entre barcos pesqueros, yates y puertos deportivos. El panorama no es demasiado favorable. Es una de las especies en mayor peligro de extinción en Europa y no se puede jugar con ella».

Para Xisco Avellà, presidente de la Fundació per a la Conservació de la Foca de la Mediterrània, «la idea es descabellada. En Andalucía y Catalunya ya lo intentaron y finalmente desistieron. Cabrera es un parque nacional, pero aun así se pesca demasiado y las artes de pesca pueden causar grandes daños. Es difícil que otro país pueda aceptar la cesión de ejemplares y, en todo caso, la adaptación a otro hábitat sería muy complicada. Con tres o cuatro ejemplares no se crea una población y la aportación de individuos debería ser continua durante años. Es una iniciativa frívola, sin sentido. La prioridad no es trasladar, sino conservar evell marí allí donde está».