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Está a punto de finalizar la temporada para los socorristas y vigilantes de las playas de Mallorca que durante todo el verano han velado por la seguridad y atención de los bañistas. Hoy, a modo de reportaje, homenajeamos de manera gráfica a todos esos chicos y chicas que han sido los «ángeles de la guarda» en las playas y costas de Mallorca. Ha sido un verano relativamente tranquilo, aunque siempre hay que lamentar víctimas y heridos con lesiones de carácter grave. No son todos los que están en las fotos, pero sí son buena parte del equipo humano que se encuentra en las distintas playas de los diferentes términos de la Isla, al menos en las ciudades y pueblos más poblados de nuestras costas. Eso sí, todavía con buen tiempo, los socorristas comienzan a pensar en las vacaciones. Han trabajado prácticamente de sol a sol, durante todo el verano. En Calvià y Palma, dos de los lugares donde más playas hay, están orgullosos porque no han tenido que lamentar ninguna muerte de bañista. Hasta el próximo 30 de octubre, puesto que la temporada turística se ha alargado un mes más, los socorristas de las playas de Calvià mantendrán vigilados a los bañistas.

Cubren un total de 15 playas, en concreto tres de Illetes, dos de Portals, una en Magaluf y El toro, tres de Peguera y la de Cala Vinyes. Así pues, hasta el próximo uno de mayo, cuando vuelvan a iniciarse la temporada, los bañistas que acudan a estas playas tendrán que contar sin su protección. Por su parte, el equipo de la Cruz Roja, que vigila medio centenar de playas en toda Balears, incluidas Eivissa, Menorca y Formentera, prepara anualmente a 500 socorristas, entre voluntarios y contratados. Ellos finalizan la temporada el próximo jueves 7 de octubre. Los casos más frecuentes durante el verano han sido las insolaciones, quemaduras en la piel y algunos cortes o lesiones sin importancia en los pies, así como picaduras de medusas y algún pez o erizo que ha amargado el día al bañista. Los turistas extranjeros son los más imprudentes, aseguran algunos socorristas. El alcohol es el principal peligro de los extranjeros que, en más de una ocasión, han tenido que ser atendidos por los chicos de la playa.

Todos realizan cursos de preparación como socorristas y cada uno tiene una función esencial, ya sea en lo alto de la torreta, con motos acuáticas, en los furgones o caminando por la orilla. En la zona de Alcúdia, Port de Pollença, Platja de Muro y todo el litoral norte de la Isla es más frecuente el turismo familiar, lo que conlleva prestar más atención a los niños. Desde las torretas estos vigilantes o socorristas controlan prácticamente toda la playa, con ayuda de prismáticos y radios dan rápidamente la voz de alerta y actúan con la máxima eficacia en cada caso. El idioma es un inconveniente pero, como dice Joan, uno de los chicos de la playa, al final del verano llegan a conocer varias lenguas. El económico no es el principal aliciente de estos muchachos que llevan el espíritu de ayudar al prójimo. La gran mayoría son estudiantes y quieren dedicar el verano, además de a ganar unos euros, a tener un amigo en la playa. Y de eso, les puedo asegurar, tienen muchos.

Julián Aguirre