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No es cosa corriente cumplir 92 años, y menos aún llegar con la fuerza y vitalidad como para celebrarlo. Pero si se da el caso, y con el pintor Joan Miralles se da, lo mejor es festejarlo a lo grande. Así ocurrió en la noche del sábado en la finca de Deià Can Fussimany, un lugar histórico que data de 1618. Más de 150 invitados, entre familiares y amigos, se dieron cita en el maravilloso entorno para cantarle un año más el «cumpleaños feliz» al pintor.

El vicepresidente de la Real Academia de Bellas Artes, laureado pintor y gran retratista, se mostró en todo momento feliz y orgulloso. Orgulloso de mostrar el museo que tiene en casa, donde «cada detalle tiene su historia». Orgulloso de la familia y de los numerosos amigos que le arropaban, entre ellos Pere A. Serra. Y orgulloso de cumplir 92 años en plena forma. «No hago otra cosa más que pintar», confesó. Y añadió: «Yo vivo el día que el señor me ha dado».

Un grupo de xeremiers pusieron acordes a la velada, además de «La Balanguera», que sonó en repetidas ocasiones. Mientras, los invitados se servían del exquisito buffet casolà que habían hecho entre los familiares y en el que no faltaba de nada: huevos rellenos, croquetas, frit mallorquí, ensaladilla y pastel de pescado, además de los postres. El fuerte viento no quitó el apetito, aunque dio algún susto e hizo volar platos y vasos. Toda una diversión para los más pequeños, que ya tenían su juguete para esa noche.

Tolo Llabrés