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El cierre de las bibliotecas de Palma durante el verano se ha convertido en un problema que, lejos de solucionarse cada año, se mantiene sin ningún atisbo de solución. Julio y agosto son los meses vacacionales por excelencia para muchos ciudadanos y trabajadores, entre los que se incluyen los funcionarios que trabajan en las bibiliotecas públicas. Por tradición o por no haberse planteado nunca un cambio en los horarios, las bibliotecas permanecen cerradas todas las tardes, dejando sin servicio a personas cuyo tiempo libre en los meses estivales les permitiría disfrutar de un rato de lectura en una de las salas públicas, además de los centenares de estudiantes que se ven obligados a buscar otro lugar de estudio para preparar los exámenes de septiembre.

El problema no afecta solamente a la población estudiantil, sino a todos los ciudadadanos. Desde la Conselleria d'Educació aseguran que el verano próximo estará corregido este asunto, que tan sólo requiere la aplicación de unos turnos complementarios para poder abrir las bibliotecas por la tarde y romper con una costumbre realmente criticable. Los departamentos de Cultura del Consell de Mallorca y del Ajuntament de Palma deben también estudiar este asunto y comprometerse a ofrecer el próximo verano unos horarios normales de atención al público, pensando en la comodidad de los ciudadanos, y no de los funcionarios, y acabando así con una situación anormal que se viene arrastrando incomprensiblemente desde hace años.

Y vista la necesidad de salas de estudio en épocas previas a los exámenes de junio y septiembre, hay que pedir a las instituciones un poco de imaginación y que arbitren espacios amplios para que los estudiantes puedan preparar sus exámenes.