La nueva planta se construirá en unos terrenos ubicados junto a la actual incineradora.

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El Consell de Mallorca ha decidido acometer por su cuenta las obras de construcción de la incineradora en la que se eliminarán los residuos animales y sanitarios de las Islas. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el Govern para que sea el Ejecutivo quien financie las obras, el Consell ha decidido construir la planta y hacer frente en solitario al pago de los 10,8 millones de euros (unos 1.800 millones de pesetas), que costará esta instalación.

Por lo tanto, por el momento el Consell ha decidido asumir la construcción de esta planta sin tener muy claro de dónde saldrá la financiación con posterioridad. El director insular de Residus del Consell, Guillem Riera, explicó que la institución insular recibirá 5,4 millones de euros para construir esta instalación, procedentes de los Fondos de Cohesión. Por lo que respecta a los 5,4 millones de euros restantes, el Consell es partidario de cobrar una tasa a los productores de residuos, es decir, a los ganaderos.

Esta infraestructura quedó pendiente tras la aprobación del plan director de residuos, a la espera de las posibles negociaciones que debían establecerse con el Govern para ver quién se hacía cargo de las obras. En plena negociación estalló la crisis de las vacas locas, que puso de manifiesto la necesidad de construir de inmediato una planta de estas características.

Pero los problemas volvieron a surgir a la hora de buscar financiación. Siguiendo los criterios de la Unión Europea, que estipulan que quien contamina paga, el Consell consideraba que los ganaderos, como productores de los deshechos animales. Sin embargo, tanto el conseller d'Agricultura del Pacte de Progrés, Mateu Morro, como la actual titular del departamento, Margalida Moner, se han mostrado en contra de que los ganaderos paguen una tasa por la eliminación de los residuos.

El Consell reconoce que no dispone de datos ciertos acerca de la cantidad de residuos de este tipo que se producen al año en Mallorca. No existe una red que controle qué se hace realmente con los animales que mueren al año. Sin embargo, las estimaciones del Consell apuntan a que la planta podrá llegar a tratar unas 11.000 toneladas al año, de las que 8.000 corresponden a animales muertos y el resto, a residuos procedentes de la media docena de mataderos que hay en la Isla.