Las grandes superficies abrieron ayer sus puertas, sin
aglomeraciones, a pesar de las advertencias que han venido haciendo
los representantes del pequeño comercio que, en nada, acompañaron
la jornada dominical. Las múltiples franquicias y comercios del
centro cercanas a los grandes almacenes permanecieron cerradas a
cal y canto a pesar de la afluencia de clientes que a lo largo de
día aprovecharon para comprar.
Las personas encuestadas por este diario valoraron muy
positivamente la apertura de las grandes superficies los domingos,
básicamente porque la ampliación de la oferta facilita la diaria
obligación de llenar la despensa en una sociedad cada día con menos
tiempo para «disfrutar de algo más de una hora para comprar».
Comentarios como «voy a Carrefour Palma hasta para encontrar una
oficina bancaria que me permita cobrar un talón por la tarde», «es
el comerciante el que debe adaptarse a las necesidades del cliente
no al revés», «la gente va donde está abierto», «el que quiere
ganar dinero ha de trabajar», «hasta al peluquero voy en fin de
semana» o «mira en las zonas de veraneo y urbanizaciones de fin de
semana, los comercios abren sábados y domingos...
Adaptarse o desaparecer. Dilema del pequeño y mediano comercio:
«Un colectivo que sostiene buena parte de todo lo que recauda la
hacienda pública vía Régimen de Autónomos y que no soportaría una
carga impositiva capaz de pagar el doble por el personal de
domingos y festivos. Además nosotros no nos llevamos el dinero
fuera», decía uno de los pequeños empresarios que ayer también fue
a comprar a Carrefour Palma «porque mañana tengo una agenda muy
apretada y aprovecho».
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