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JOAN J. SERRA El Pla de Qualitat de les Aigües de Bany ya ha arrancado. Un total de 37 embarcaciones, con el apoyo visual de una avioneta, limpiarán este verano las aguas de las playas y del resto del litoral de Balears. Comprobando el trabajo que realiza una de estas embarcaciones, uno se da cuenta de que es muy necesario, pero lo es mucho más que la gente se conciencie de una vez y no siga pensando, ya en el siglo XXI, que todo se puede tirar al mar. El mar no recicla. Las aguas están sucias. Así de claro. Ricardo Mariño, patrón, y Carlos Izquiano, marinero, tripulan una de los «Pelican» que retiran toda clase de residuos en las aguas más alejadas de la costa, de 0'25 a 4 millas. Su base está en Palma y tienen dos rutas establecidas en la bahía: hacia el Cap Enderrocat y hacia Portals Vells. La elección de una u otra viene condicionada por el parte meteorológico, es decir, por las condiciones de viento comunicadas por el centro de control, aunque puede darse una concentración singular de residuos en un punto determinado, y entonces hay que atacarla. Según explica Ricardo Mariño, «salimos a las 06.30 de la mañana. Siempre hay basura que retirar, pero a esas horas el agua está fría y los plásticos permanecen sumergidos. Es a partir de las 10'30, cuando el agua empieza a calentarse, que los plásticos afloran, los podemos ver y el trabajo rinde mucho más. A las tres de la tarde concluimos la jornada». A pesar de que algunos lo quieren desmentir y apelan a extrañas teorías de un origen exterior, Ricardo lo tiene muy claro: «Ensuciamos casi todos: los pescadores, los yates, las golondrinas y los grandes barcos. Encontramos bolsas llenas de basura. Es increíble, pero hay que gente que, en un gran yate, parece que no tiene espacio para guardar la bolsa de basura hasta llegar a puerto. La tiran directamente al mar. En algunas embarcaciones para turistas hay papeleras. Da igual. Tiran al mar el papel, el envase o la colilla». En el agua hay de todo: además de esas bolsas de basura, se encuentran maderas, latas, vidrio, bidones, vertidos de hidrocarburos, corcho, peces muertos y el «rey» de la suciedad en el mar: el plástico. También se localizan algas, pero, en ese caso, la embarcación lo comunica al centro de control y éste decide. Si la barca recibe el aviso de una concentración de suciedad por parte de alguien que no sea el centro de control, el patrón debe consultar con éste. Sólo el centro de control puede autorizar una actuación fuera de lo previsto. Si el residuo está aislado, Carlos, que ya está muy moreno por las largas horas en cubierta expuesto al sol, lo recoge simplemente con un gambaner o truel. Si hay una concentración, el «Pelican» abre su proa en forma de pinzas y las basuras se introducen ellas solas. Si se localiza un vertido de hidrocarburos, el «Pelican» hunde su proa y el agua mezclada con los aceites se deposita, mediante aspiración, en el tanque existente en la cubierta de la embarcación. Parece un trabajo sencillo, pero precisa de la pericia de Ricardo, que es piloto de la Marina Mercante y ya conoce algún truco: «Cuando observas plásticos sumergidos, giro la barca sobre sí misma, pongo la máquina en marcha atrás y el remolino que produce hace que éstos salgan a la superficie. La verdad es que el 'Pelican' ofrece una gran estabilidad y maniobrabilidad. Algunos de estos barcos participaron en la recogida de chapapote en Santander». El centro de control tiene localizada cada embarcación cada tres minutos mediante el GPS, que ofrece información sobre latitud, longitud, velocidad, número de millas recorridas y rumbo de todas ellas. Ricardo y Carlos ya conocen en qué puntos se acumula habitualmente más suciedad: «Según el viento puede variar un poco su ubicación, pero ya sabemos los lugares donde las basuras se concentran de forma casi constante. Da igual si has limpiado esa zona horas antes. Cuando regresas y vuelves a pasar por ahí, otra vez hay basura». Toda la basura recogida se anota en una hoja de trabajo, calculándose porcentajes según el tipo de residuo. La estadística es importante. El contenedor del «Pelican» tiene una capacidad de 5 metros cúbicos. Ricardo apunta que «todavía no lo hemos llenado en un día, pero en pleno verano seguro que lo pondremos a tope en una sola jornada. Acabamos a las 3 de la tarde, pero podríamos estar retirando basura las 24 horas del día».