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En el año 1974 un grupo de mujeres con iniciativa, encabezadas por Joana C.M. de Walker, decidió salirse del Club de los Leones, al que pertenecían junto a sus maridos, y crear una asociación benéfica de mujeres, desde la que cumplir su deseo de ayudar a los más necesitados. Así nació el Club Elsa, que en 1977 echó a andar oficialmente.

A día de hoy, Joana Walker sigue al frente del Club Elsa, como presidenta y alma de la ONG.

Ya el nombre del club supuso una declaración de principios, «por aquella época estaba muy de moda la película 'Nacida libre' sobre una leona llamada Elsa, y como nosotras estábamos luchando como leonas para salir adelante decidimos adoptar este nombre», explica.

A lo largo de este cuarto de siglo, el Club Elsa ha prestado ayuda a miles de personas «y actualmente atendemos cada semana cuatro o cinco casos, unos nuevos y otros reiterativos». La filosofía del club es «dar ayuda inmediata a las personas que lo necesitan, sea cual sea su ideología política, raza o confesión».

El club ayuda en el pago de alquileres, recibos de gas o luz, dando ropa o lo que precise la persona, «pero siempre intentando que estos hombres y mujeres salgan de su situación cuanto antes y no se acomoden con la ayuda, por eso tenemos como norma un máximo de tres veces por persona o familia».

Para hacer frente a estas necesidades, el club cuenta con las subvenciones del Govern y el Ajuntament de Palma y las ayudas de Sa Nostra, La Caixa, Sol Melià, o el Grup Serra. «Además, contamos con las cuotas de los socios y los actos que organizamos: rastrillos, verbenas y mercadillos».

En definitiva, Joana Walker asegura sentirse «muy orgullosa» de la labor realizada, aunque no siempre resulta fácil lograr la colaboración de la gente, «muchas personas empiezan a colaborar con ganas, pero al poco se cansan, porque este trabajo exige mucha dedicación y puede hacerse pesado». «También debemos luchar, a veces, con la idea que tienen algunos de que en Mallorca no existe pobreza».

Por si fuera poco, hace seis años el club abrió una vía de trabajo nueva: la ayuda internacional, que hoy día, «gracias a Sol Melià se desarrolla en países como Bolivia, Perú y Kenia».