Los estudiantes afrontaron el primer día de la temible Selectividad. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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Se juegan su futuro inmediato y la posibilidad de matricularse en la carrera deseada y lo saben. Este conocimento se apodera de ellos creando un clima de tensión que se esfuma, en muchos casos, con el primer examen. Los nervios del primer momento se convierten en calma provocada por la convicción de que la selectividad no era el calvario imaginado. El campus de la Universitat de les Illes Balears (UIB) acogió ayer a los futuros universitarios que realizaron la primera jornada de las pruebas de acceso a la universidad, la temida selectividad. Este año están matriculados 2402 alumnos que provienen de la LOGSE, de los que 1909 son de Mallorca, 218 de Menorca, 261 de Eivissa y 14 de Formentera. También quedan los últimos resquicios de COU, concretamente 5 alumnos de Mallorca, aunque sólo se presentaron 2, y 1 de Menorca.

Estos alumnos han comenzado la última batalla de todo estudiante antes de entrar en la universidad: tres días continuos de exámenes, noches sin dormir y jornadas de mucho estudio y de poca diversión. A Marta Lozano le sobraban nervios cuando media hora antes de iniciarse los primeros exámenes no recordaba nada de lo que había estudiado la noche anterior. La primera prueba venía acompañada de un respiro de calma y tranquilidad al comprobar que «no era para tanto», como aseguraba Yolanda Ortiz.

La mayoría de los concurrentes declaraban a este periódico que el primer exámen, el de Lengua, había sido más fácil de lo que esperaban aunque son conscientes de que lo más duro todavía está por llegar. Saben que se lo juegan todo a una carta y que la nota que obtengan determinará claramente sus futuros estudios. «Me gustaría estudiar Periodismo, pero piden una nota alta y no sé si será posible», puntualizó Noelia Palmer.