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Propusimos a Toni Roig, candidato a la Alcaldía de Palma, un paseo por lo que más le preocupa de la noche y nos citó en el Paseo Marítimo. Acudió en compañía de miembros de su candidatura. En el punto de encuentro esperaban tres empresarios, dos de la zona y uno de la Lonja, que expusieron al candidato las necesidades más inmediatas del lugar, por otro lado casi tan viejas como el mismo, pero que con el paso de los años se han ido acrecentando. ¿Que cuáles son éstas? A saber: una mayor presencia policial, «y que en vez de que se dediquen a poner multas a los coches, estén más pendientes de la seguridad del ciudadano»; el botellón: se quejan de la dureza de la nueva normativa en cuanto a horarios, «pero no se menciona para nada al botellón, que no es más que música a toda potencia, bebidas sin ningún tipo de control, competencia desleal hacia establecimientos que pagan impuestos, peleas, suciedad y alteración del orden público».

Se quejan también de la falta de aparcamientos -se comentó que gran parte de las plazas están ocupadas por los coches de los rent a car de la zona-; falta de limpieza; mayor condescendencia para con los lugares de ocio y crear una comisión integrada por locales de ocio, vecinos y Ayuntamiento, que controlarán las zonas de diversión. Toni Roig, que conoce algunos de los puntos expuestos, tomó nota de ellos. De momento no podemos hacer nada, sino seguir denunciándolos. Después del 25M, según sean los resultados, podremos solucionarlos», afirma.

Segunda parada: plaza de ses Veles. La presidente de la AAVV del lugar, y un grupo de vecinos, denunciaron al candidato dos especies de hipermercados del sexo, uno en la calle Pérez Galdós y el otro en Jeroni Pou, el mismo donde estuvimos semanas atrás con Catalina Cirer, ambos del mismo dueño, y este último funcionando como... restaurante. Al menos es lo que reza el cartel. Los vecinos, que dudan que ambos locales tengan los permisos que se precisan para funcionar, denunciaron ante Roig ruidos, peleas y suciedad, que se incrementan en los fines de semana y vísperas de fiestas. «Los clientes cuando salen -dice un vecino- se mean y vomitan por todas partes. Además, gritan, dan voces, no nos dejan dormir. Y si llamas a la policía, ésta no llega nunca».
Pedro Prieto