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La tradicional guerra de cifras sobre los asistentes -en este caso la plataforma habló de 20.000 personas y la policía de 6.000- no preocupó a los convocantes que, afirmaron, «no vamos a entrar en una guerra de cifras, porque lo importante es que la gente que ha venido lo ha hecho convencida y ha dado un ejemplo de comportamiento».

En efecto, la marcha transcurrió sin altercados serios, aunque no faltaron algunos incidentes, como la invasión del carril no autorizado del Passeig Sagrera, a la altura del Moll Vell, lo que obligó a la Policía Local a interrumpir el tráfico que venía en esa dirección de forma precipitada para evitar accidentes. Además, la circulación rodada quedó colapsada en la Vía de Cintura, Avenida Argentina y Avenidas.

Una vez frente al consulado -fuertemente custodiado por efectivos de la Policía Nacional- se escucharon gritos contra EEUU y el Gobierno de Aznar, y grupos de manifestantes realizaron pintadas y lanzaron huevos y pintura roja contra los cristales de la entrada, tras los cuales se parapetaron los agentes nacionales. Al filo de las 22:00 horas, los policías que estaban en el interior del edificio se colocaron todo su equipo antidisturbios e hicieron ademán de salir, pero la organización de la marcha intervino para calmar los ánimos de los manifestantes y el hecho quedó en nada. Poco a poco se fue disolviendo la protesta.

La plataforma ha convocado para mañana una cadena humana, a las 18:30 en es Born, y otra manifestación para el día 29. Al comienzo de la marcha asistieron el presidente del Govern, Francesc Antich, los consellers Celestí Alomar, Miquel Rosselló, Josep Maria Costa, Margalida Rosselló y Aina Salom. También acudieron Macià Blazquez, presidente del GOB; Jaume Obrador, presidente de Veïns Sense Fronteres; y representantes de los partidos, sindicatos y entidades integradas en la plataforma.