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Viajeros que van y vienen, en caso de alguna indisposición en Son Sant Joan, estén tranquilos, que están en muy buenas manos, ya sea técnica como -sobre todo- humanamente. Sepan que el servicio médico del citado aeropuerto, distribuido en dos salas de atención al paciente, una en el interior del aeropuerto y otra en la zona exterior, cuenta con excelentes profesionales (médicos, ATS, enfermeros, conductores de ambulancia, etc.) cuyo número se incrementa en verano, o cuando las circunstancias lo demanden (como en los casos de huelgas o de cualquier emergencia) y un completísimo equipo quirúrgico entre el que se encuentra lo fundamental, por decirlo de algún modo: electro y desfibrilador, además de ambulancias, una de ellas una UVI. En dichas dependencias se asiste también al personal del aeropuerto.

En nuestra visita nos atendió la responsable del servicio, doctora Ana Segura, y el ATS Antonio Oñate, quienes, tras mostrarnos las instalaciones, así como los vehículos, nos explicaron que los principales pacientes que llegan hasta allí son personas que han sufrido algún tipo de herida, golpe o fractura. «Eso por norma general, ya que también atendemos infartos, anginas de pecho, personas con problemas diabéticos... así como casos de alcoholismo, sobredosis, indigencia, etc, pero estos son casos muy puntuales».

Nos comentan que no es la primera vez que han tenido que atender a personas que por circunstancias determinadas se quedan a vivir una temporada más o menos larga en el aeropuerto, como un poeta que este verano se pasó una semana en Son Sant Joan, o de niños, o jóvenes, que, generalmente a causa de una rabieta con sus padres, deciden marcharse de casa. Fue el caso del niño que llegó al aeropuerto andando desde Palma diciendo que se quería ir, o del joven que llegó desde Andratx en bicicleta dispuesto a marcharse a Alemania a casa de sus abuelos. Son también casos muy puntuales, que si las circunstancias lo requieren son atendidos allí. ¿Partos? Pues también. «Este año, dos. Una señora que volaba desde Chicago a Nigeria se puso de parto, obligó a desviar el vuelo y aterrizar en Palma. Dio a luz en la ambulancia, cuando la trasladábamos a Son Dureta. A los pocos días, una señora con embarazo gemelar que iba a tomar el avión en Palma se puso de parto antes de embarcar, y también la atendimos».

Nos interesamos por los posibles casos de fallecimiento. «Este año, unos diez o doce. Por supuesto, contando accidentes laborales y de avionetas que se saldan con un trágico balance».

«¿Hay una hora punta?», preguntamos. «No, ya que de pronto estás sin hacer nada y de pronto te viene todo de golpe. El trabajo aquí es imprevisible», asegura este personal sanitario.

Pedro Prieto