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La polémica suscitada en las últimas semana en torno al juramento de lealtad al Rey fue uno de los ejes de los discursos de la delegada del Gobierno, Catalina Cirer, y del president del Govern, Francesc Antich, en la fiesta del 24 aniversario de la Constitución. El debate centró además la mayor parte de las conversaciones posteriores de los asistentes.

La delegada del Gobierno, una de las anfitrionas del acto, no tuvo ningún problema en iniciar su discurso recordando que tomó posesión de su cargo jurando lealtad al Rey. La delegada aprovechó su intervención para hacer un emotivo discurso en el que se despidió del auditorio ante la proximidad de su relevo al frente de la Delegación del Gobierno.

Por lo que respecta a la Carta Magna, Cirer consideró que se trata de un documento necesario que entiende la pluralidad como un hecho enriquecedor. La definió como una llamada a la concordia y aseguró que ha permitido construir un país plural y libre, donde debe predominar el acuerdo sobre la disidencia y el consenso sobre el conflicto.

La delegada del Gobierno cerró su intervención con unas palabras del escritor Gabriel Florit de las que destacó: «I recordar alhora que, ca nostra, com el solc, com l'aire, no pertany a ningú, maldament creiem en ella i la treballem. Ans a l'enrevés: com més nostra la sabem, més creix també l'esclavatge que, sortosament, ens imposa».

El discurso del president del Govern, Francesc Antich, fue mucho menos emotivo que el de la delegada y también mucho más contundente. El president, aunque sin citarlo, también se refirió al debate sobre el juramento al Rey. Recordó que la Constitución regula todas las instituciones, desde la Corona al ayuntamiento más pequeño, y consideró obvio que tener lealtad a la Constitución «es tenerla a todas y cada una de las instituciones».

El president reclamó un mayor despliegue del autogobierno que marca la Carta Magna para las Islas y exigió, particularmente, el desarrollo del artículo 138.1 del texto constitucional, que afirma el principio de solidaridad entre todos los territorios del Estado y especifica que es este Estado «el que debe velar por el equilibrio entre las diferentes partes del territorio, con mención expresa al hecho insular».