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Como les contamos ayer, Patricia Cricornio es, desde el pasado domingo, la flamante campeona de España de fitness figura. Ayer estuvimos con ella en su lugar de trabajo, en el nuevo y flamante cinco estrellas Port Adriano, donde trabaja como monitora en el gimnasio a la vez que da masajes. Patricia nos estuvo contando que llegó de Argentina "es de Córdoba" hace cuatro meses, como quien dice sólo con el pasaporte y unos euros con los que pagar un techo. «Aunque me afectó como a todo el mundo, no salí de Argentina huyendo de la crisis "nos dijo", pero estaba claro que a causa de ella allí no podía desempeñar mi trabajo como a mí me gustaba ni ganarme la vida como a mí me apetecía, con el deporte».

Su trabajo era uno en la agencia de viajes de su padre; otro, como diseñadora de ropa de deporte; y otro dando clases de aerobic y de gimnasia, «un trabajo agotador, que te obligaba a dedicarle un montón de horas pero que al final no daba beneficios. Porque además de dar clases, competía. En fitness atlético quedé tercera en mi provincia, lo que me permitió competir en el campeonato de Argentina, que gané».

En Palma se tuvo que buscar la vida a poco que puso los pies, lo cual le obligó a aparcar los entrenamientos, o a no poderlos llevar a cabo en la medida que ella hubiera querido, «pues tenía que resolver otras prioridades, como el alojamiento, que resolví gracias al contacto que tenía con un chico cordobés. Como tampoco tenía trabajo, tuve que buscarme uno, y éste fue como telepizza y luego como azafata, en el aeropuerto. Azafata que daba la bienvenida a los pasajeros», puntualiza. Sin embargo, procuraba sacar tiempo para hacer ejercicio, aunque fuera poco, que solía hacer en gimnasios «que me pillaban cerca del lugar donde vivía, como el Body Factory y últimamente en el Elite, donde Luis Vidal me dio la oportunidad de dar unas clases de musculación, que no de aerobic. Porque, ¿sabes? yo iba dejando currículos por todas partes por si alguien me ofrecía un trabajo. ¡Y qué remedio! Como te puedes imaginar, entre una cosa y otra terminaba el día muy rendida.