La emblemática posesión de la Serra de Tramuntana acogerá el encuentro de la OCB. Foto: G.A.

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Miramar, la emblemática possessió de la Serra de Tramuntana, refugio eremítico de Ramon Llull y sueño romántico del Arxiduc, acogerá una trobada popular organizada por la Obra Cultural Balear el próximo día 26 de octubre, con motivo del 40 aniversario de su fundación. El historiador Gaspar Valero y el técnico en Patrimonio Tomás Vibot realizaron ayer una visita preliminar a la finca, guiados por el doctor José María Sevilla. Su proyección humanista en los poco propicios tiempos actuales ha permitido la reapertura del lugar a la visita pública, tras largos años sumida en el olvido.

Una iniciativa que, junto a un curso de lulismo que se celebrará todos los sábados de octubre y noviembre, ha permitido recuperar la memoria histórica del monasterio fundado por Ramon Llull en 1276. Inmersa en el grandioso escenario del paisaje de la costa norte, entre el lejano rumor del mar abierto y los campos de olivos, Miramar encierra entre sus muros de piedra largos siglos de historia cultural de Mallorca. Sus orígenes se remontan a la época islámica, con el nombre de Alcorayola. Tras la conquista, el conde Nunyo Sanç la donó al monasterio cisterciense de La Real.

Aquí, en 1276 el rey Jaime II fundó a instancias del insigne beato el colegio de lenguas orientales y en 1485 acogía la primera imprenta de la Isla, al cumplirse un cuarto de siglo de la pionera de Guttemberg. Durante el siglo XVI inspiró la espiritualidad de Santa Catalina Thomás, merced al padre Antonio Castañeda, que dirigía la iglesia de la Trinidad, símbolo cristiano que se repite de forma simbólica en detalles ornamentales.

Pero el paso del tiempo deterioró de forma progresiva el conjunto hasta que en 1872 el Arxiduc Lluís Salvador compró la propiedad, restaurándola por completo. De aquella época restan numerosos recuerdos en forma de fotografías con la emperatriz Sissi y hasta se conserva un camarote completo del yate Nixe II con sus cartas náuticas y una maqueta construida con sus propias maderas.