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Más de cuatrocientas personas de Balears asistieron en Roma a los actos de la canonización de San Josemaría, el santo número 468 proclamado por Juan Pablo II. El viernes 4 salieron en dos aviones y regresaron el lunes 7. Para los asistentes de Mallorca, Menorca y Eivissa ha sido una experiencia inolvidable, como para el resto de los trescientos mil peregrinos, que provenían de 84 países.

En las ceremonias en la plaza de San Pedro era impresionante compartir las emociones con personas tan diversas. Un río de gente se extendía hasta el castillo de Sant'Angelo, a casi un kilómetro del altar, y pudo seguir la ceremonia gracias a 9 pantallas gigantes distribuidas en la Plaza y en la Via della Conciliazione. Impresionó la participación de los fieles en la liturgia, acompañados por 1.200 voces pertenecientes a 37 coros. El 40% de los participantes era gente joven y se contó con 1.850 voluntarios, algunos de ellos de Mallorca.

Entre los representantes de Balears estaban algunos de los más mayores y de los más pequeños: una mujer de 87 años y dos bebés de 5 meses. Era gente de lo más diversa: personas conocidas de la sociedad civil y religiosa y ciudadanos anónimos. La delegación balear también tuvo la ocasión de asistir a la misa de acción de gracias que celebró al día siguiente el Prelado del Opus Dei ante 200.000 fieles y a la posterior audiencia con el Papa, que se desplazó entre la multitud en el papamóvil, en medio del cariño y los aplausos de todos los asistentes. Fue muy emotivo que Juan Pablo II quisiera compartir la audiencia con la recepción del Patriarca ortodoxo de Rumanía, en su llegada a Roma, lo que dio al acto un profundo contenido ecuménico.