El choque entre cristianos y sarracenos tuvo momentos espectaculares. (FOTO: M. ÁNGEL CAÑELLAS).

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Santa Ponça volvió ayer al año 1229, cuando Mallorca todavía era dominio del Islam. Sobre las 18:00 horas, las tropas catalanas del rey Jaume I, que a bordo de un barco habían recorrido la bahía, desembarcaron en la costa, cerca de la Creu de la Conquesta. Arriba, cientos de moros les esperaban con sus sables, impacientes por derrotar a sus invasores. La batalla estaba preparada. Los cerca de 750 participantes, vestidos lujosamente para la ocasión, lucharon en esta primera contienda. Ante la mirada de cientos de curiosos y bajo un inmenso griterío las tropas al mando de Julio César Moll, ayer el rey moro, salieron vencedoras.

Tras un desfile de los dos ejércitos hasta la playa pequeña, se dio paso a una segunda batalla. Los moros, animándose a ellos mismos al son de los tambores, volvieron a ganar a los cristianos. Pero aún quedaba la gran contienda final en la playa de Santa Ponça. Alberto del Lago, por un día el rey Jaume I, no se dio por vencido y junto a sus 12 colles acompañantes, sacó fuerzas y salió victorioso de esta histórica jornada. Después de tan ajetreada tarde, todos volvieron a ser los amigos de siempre y para continuar la celebración con música y buen ambiente hubo verbena. Alguna que otra colla, como fue el caso de Ali-Oli El Toro, el grupo más antiguo que se une al bando moro, decidió alegrar su simbólica muerte con una buena cena a base de paella.

Así se rememoró el 773 aniversario del desembarco del rey Jaume I, una tradición de las fiestas de Santa Ponça, que ha vuelto a congregar a cientos de personas, después de la poca aceptación que tuvo el año pasado. El programa festivo continúa hoy con un mercado medieval, comida popular y actuaciones de música en la playa.