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PEDRO PRIETO El Rey, recién llegado de Rusia, donde ha estado en visita privada por espacio de tres días invitado por el presidente Putin; la Reina, los duques de Palma y su hijo Juan Valentín; Ana María de Gracia y su hijo Filippo, y el doctor Foucheau y su esposa, Tatiana de Radzwill "que como cada año se suman al verano de Marivent en la recta final del mismo", se hicieron a la mar, dispuestos a pasar el día, que a diferencia de lo habitual no fue en Cabrera sino en sa Foradada, donde en otras ocasiones han estado, y donde casualmente "en ésta, ¡ya era hora!", coincidimos con ellos.

Naturalmente, ellos en el mar y nosotros entre los pinos y sabinas de la costa, más solos que la una. Y sin traumas, ni nervios, ni voces de ¡no hagan ustedes fotos!, sino de la forma más distendida y tranquila pudimos plasmar estas bellas imágenes de la primera familia española haciendo lo que hace todo el mundo en estas épocas del año: disfrutar del baño. Porque lo que pretendemos, aunque algunos no lo quieran entender "y miren que hace años que lo estamos haciendo", es eso: conseguir hacer unas fotos, como éstas, o similares, mostrando algunos momentos de las vacaciones de la Familia Real. Y nada más. ¿Y es eso delito? Bien. Todo sucedió después de un paseo que se dieron en la zódiac en lo que el Rey, que apenas se dejó ver durante toda la jornada, permanecía a bordo.

Tras el paseo, digo, y efectuado el cambio de atuendo "la infanta Cristina creemos recordar que lucía un pareo" todos al agua. La Reina, que lucía un bañador de cuerpo entero de color rojo, se lanzó varias veces desde la plataforma de popa del 'Fortuna'. Se lanzó de pie, naturalmente. Y nadó, ¡vaya que si nadó! Como todo el mundo, saboreando el momento tan relajante. Y no vean cómo disfrutó al lado de su nieto metido en un salvavidas, con quien luego, tras la correspondiente ducha desalinizadora, estuvo charlando largo rato sobre la citada plataforma. Tras el almuerzo, descansó, y a continuación otra vuelta en barca y de nuevo, baño. Y a media tarde, a casa.