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Alvaro de Marichalar descansa -es un decir, pues no para de dar entrevistas y asistir a actos donde se le agasaja por la proeza realizada- en Nueva York, desde donde hablamos con él a través del móvil, a veces tan estresante, a veces -como ahora- tan práctico. Notamos que Àlvaro tiene la voz tomada. «Sí, ando un poco resfriado -reconoce desde la otra parte del charco- pero no es nada». Por lo demás, está bien, «salvo que noto molestias en la muñeca derecha, nada de importancia, por lo que, a lo peor, debo de someterme a una pequeña intervención».

Lo cierto es que Àlvaro acaba de coronar su gran sueño, que por otra parte no deja de ser una gran proeza: cruzar el Atlántico -y medio Mediterráneo, pues salió de Roma el pasado 23 de febrero- en moto acuática, que además la llama «Numancia». «¿Momentos de peligro durante la travesía? Vamos a ver: el frío, que en momentos lo he notado mucho; cinco caídas, entre ellas una, estando el barco a tres millas de donde me encontraba. Para colmo la moto se llenó de agua. Y más que peligroso fue agotador, sobre todo la travesía hasta Canarias. Fueron días durísimos».

«Cuando vaya por Palma, que será dentro de dos semanas, si es que no me he recuperado, veréis que estoy más delgado debido a las palizas que me he dado, pues ha habido días que he permanecido sobre la moto durante 18 horas seguidas. Pero todo ha pasado y ha terminado felizmente, y yo estoy encantado. Por varios motivos: por el récord establecido en nombre de España, porque desde ahí sigo manteniendo mi lucha contra la droga, y porque estas pruebas ayudan a unir los países».

Él, por lo pronto, ha llevado consigo 48 banderas pertenecientes a otras tantas comunidades, «entre ellas la de Balears, que ondeé entrando en Nueva York», y países por los que ha pasado, así como la de otras comunidades y países «que me han ayudado, colaborando en esta prueba». Recuerda que cuando llegó a Miami «España acababa de perder contra Corea. La CNN comentó que si por una parte España había sido eliminada del Mundial, por otra había establecido un récord mundial: atravesar el Atlántico en moto».

Dice que se acuerda mucho de quienes le han apoyado en este recorrido, «gentes que tienen que ver con el mar, como el almirante Sánchez Balcartegui, el comandante de la fragata «Navarra», Huarte de la Cuadra... Raro ha sido el día en que no me han llamado. Incluso Ana Botella, a través de Internet me ha mandado una preciosa carta. Naturalmente, también he sentido la incompresión de otras personas, tal vez porque que no entendían por qué hago tan largos recorridos en moto acuática. Yo tengo mi trabajo y unos dos o tres meses al año los dedico a la moto y si encima consigo récords para España y contribuyo a la lucha contra la drogadicción, me doy por satisfecho».

Durante el viaje se ha producido un acontecimiento que no le ha pasado por alto, la toma de la isla de Perejil por gendarmes marroquís, al que le resta importancia, porque ante todo dice que «Marruecos es un país entrañable» y que todo puede haber sido debido a una «equivocación diplomática, pues -añade- es un país con el que tendemos puentes de amistad, tolerancia respeto y buena vecindad». Y en cuanto a Ceuta y Melilla, señala que «Marruecos debe de entender que si están próximas a ellos, son de España, incluso antes de que lo fuera Granada».

Si la salida en Roma fue entrañable porque estaban sus amigos y familiares, la entrada al muelle de Battery Park, al sur de Manhatan, con la Estatua de la Libertad como testigo, fue apoteósica. Allí estaban el cónsul español de Nueva York, Emilio Cassinelo, y el vicecónsul general de Canadá en la ciudad, Brian Schumacher. Finalmente, Àlvaro quiere agradecer el apoyo recibido, entre otros, a Air Europa y Canarias. ¡Ah! Toda esta aventura la plasmará en un libro y en un vídeo.