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Rossy de Palma, junto con sus hijos y sus padres, estuvo en la tarde de ayer en Marinelad. Durante la vista, que se prolongó por espacio de más de dos horas, estuvieron viendo prácticamente todo cuanto hay que ver por allí. Comenzaron por las galerías de reptiles y tiburones y terminaron girando una visita al reducto de los loros tras haber pasado por la tienda. Como casi todo el mundo, donde más tiempo pasaron fue presenciado el show de focas y delfines, que es lo que más gusta tanto a chicos como a mayores, y si no, bastaba con ver cómo disfrutaron los cinco.

A la salida del parque, cuando se disponían a dar una vuelta por los alrededores, Rossy ¡al fin! nos descubrió. «¡Papás, vámonos, que hay papagayos!», dijo sin quitarnos la vista de encima, y todos a una, media vuelta y p'al coche. Y es que a Rossy siguen sin gustarle los fotógrafos, y más cuando se ve sorprendida por ellos... que si la sorprenden es porque saben que si no es así no le hacen ninguna foto. Es como lo de la pescadilla que se come la cola, ¿saben? Y es una lástima que esto siga siendo así, pues Rossy, musa de directores cinematográficos y escritores de postín tiene muchas cosas que contar... ¡Qué se le va a hacer! ¿Lo último suyo? Pues que se sepa, una película, «El embolao», de producción francesa, donde da vida a una española de armas tomar.