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Posiblemente el de la discoteca Riu sea uno de los mejores espectáculos que ofrece la noche mallorquina, sobre todo por lo cuidado y muy variado que es, pues son seis o siete shows de gran calidad a lo largo de la noche, respaldados por un gran despliegue de luz "rayo láser incluido" y sonido.

¿Por dónde empezamos? Da lo mismo, pues nada tiene desperdicio. Por ejemplo, nuestra queridísima Charo Oubiña, conocida por sus escaladas a los pódiums de los concursos de belleza que se han hecho en Mallorca a lo largo de los últimos cinco años, se destapa como cantante. Y no lo hace mal, no. Yo diría que lo hace muy bien. Además, su estampa es espléndida y está muy bien respaldada por una coreografía.

César es un chico negro, alto, estilizado, con mucha clase y tablas, además de excelente bailarín, que suele sacar a las chicas a bailar y ante las cuales hace un striptease de lo más sensacional. A la del vestido rojo la puso al rojo vivo antes de quitarse el sombrero y ponérselo a ella. Imagínense cómo se puso a continuación. Casi se quita ella el vestido.

Tampoco tiene desperdicio la chica demonio que juega con bolas, ni la del fuego. Ni la presentación apoteósica de ambas, pues como hemos dicho, allí está cuidado hasta el detalle más insignificante. La chica del fuego, en primer lugar lanza fuego con su boca y la llamarada se pierde en la inmensidad del cielo de la discoteca iluminándolo por completo. ¡Impresionante! ¿Y qué me dicen de la chica de la pitón? Primero se desnuda íntegramente, luego juega con el reptil, blanco, grueso, largo, pero completamente dominado por ella. Algún que otro da un paso adelante y, tímidamente, lo toca. ¿Quiere cerciorarse que es auténtico? Probablemente. Pero sí, es de carne y hueso. Auténtica.