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Grandes Lagos: fin de un trayecto difícil de olvidar Esto se acabó, aunque tendrá que pasar mucho tiempo para olvidarlo, sobre todo las imágenes más duras del viaje que abarcan la de presos condenados a muerte, hasta la de niños, huérfanos de la guerra que rehacen sus vidas al lado de sus madres, viudas de la misma guerra, en campos de refugiados burundeses en Tanzania, pasando por las de presos conviviendo con sus hijos hasta que éstos cumplan cinco años, de leprosos y leprosas e hijos de leprosos "¿para cuándo esa ONG mallorquina que vaya a preocuparse por ellos?", de presos sidosos en la recta final de sus vidas, de niños lactantes que se aferran con desespero al pezón negro de su madre tratando de extraer la última gota de leche que le queda, a veces sin lograrlo porque está definitivamente agotada. Tampoco olvidaremos fácilmente aquel inmenso y bellísimo paisaje entre Bujumbura y Kigoma-Ujiji que hicimos sobrevolando en avioneta el lago Tanganika, ni el mísero museo que en Ujiji recuerda que allí, bajo un mango, según unos, o en el mercadillo, según otros, el periodista Standley, al encontrar al explorador Livingstone, le saludó diciendo «Mister Livingstone, seguramente», lugar que, dicho sea de paso, podían tener algo mejor cuidado, ni aquellas larguísimas pistas sobre las que recorrimos cientos de kilómetros entre un polvo ocre que nos puso perdidos desde los pies a la cabeza, ni aquel hotel hermosísimo, con vistas al Tanganika, a través de cuyas ventanas veíamos pequeños monos corretear, en el que el propietario, un hindú Sij, había prohibido el consumo de alcohol... Nos quedamos con las ganas de ver a los misioneros mallorquines, cinco "tres hombres y dos monjas" a quienes a través de la Comisión Diocesana de Misiones, Jaume Obrador, presidente de Veïns Sense Fronteres, y en nombre de la consellera Caro, había invitado a reunirse con nosotros en Bujumbura y también a asistir a una cena. No sabemos por qué no acudieron, aunque entendemos que, aparte de que su área de actuación dista mucho de la capital y las comunicaciones no son muy buenas, su ausencia debió de ser por motivos justificados. Por lo demás, misión cumplida: el Govern y Veïns sense Fronteres, además de animar al Gobierno de Burundi en el proceso democrático que el país está viviendo, controlaron y revisaron los distintos proyectos en aquel país, subvencionados por el primero y puestos en marcha por el segundo.