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LL. L.
La única ventaja que tuvo Balears por el devastador temporal del pasado mes de noviembre fue el fin de una sequía de cuatro años, pero estos beneficios se están esfumando por culpa de un invierno poco lluvioso. De hecho, Menorca y Eivissa ya se encuentran en situación de sequía, y Mallorca comenzó a tener a principios de la semana pasada un superávit de un tres por ciento de lluvias a sólo un dos por ciento. Así las cosas, el director del Centre Territorial de les Balears del Institut Meteorològic estatal (IMN), Agustí Jansá, advirtió que «si la primavera es seca, en Mallorca volveremos a padecer la sequía».

De esta manera, si después de los temporales del mes de noviembre pasado Balears registró un superávit de lluvias del 3 por ciento, el sábado pasado en Menorca ya se registraba una falta de lluvias de un nueve por ciento por debajo de la media del útimo medio siglo y en Eivissa el déficit llegaba al 17 por ciento. Por su parte, Mallorca, que había mantenido un superávit de lluvias «en un simbólico tres por ciento», en palabras de Jansá, el vienes veía como se reducía hasta un dos por ciento después de diversos días sin lluvias.

La situación en los embalses del Gorg Blau y Cúber no parecen reflejar estos déficits, a primera vista, ya que se encuentran al 80 por ciento. No obstante, la evolución que han mantenido durante estos dos meses ha sido realmente negativa, ya que exactamente después del temporal los embalses llevaron a rozar el 90 por ciento de su capacidad y EMAYA tuvo que preparar un dispositivo para abrir las compuertas. Así y todo, el temporal ha dejado, al menos en Mallorca, una situación que no se vivía desde 1997, un época de superávit de agua. Según recuerda Jansá, «durante los últimos años ha habido dos claras épocas de superávit de lluvias. Una corta que duró desde principios de 1995 hasta finales de 1995 y otra más larga que duró desde principios de 1996 hasta finales de 1997».

Sin bajar la guardia
La aprobación del Plan Hidrológico estatal y el de Balears coincidió casi con los temporales que dejaron en algunos lugares, como en Lluc, más de 800 litros de agua por metro cuadrado. Pero fue pura coincidencia. Medidas para gestionar mejor la oferta de agua (el trasvase de Sa Costera, la recuperación de los acuíferos y la exploración de más) y, sobre todo, la mejora de la demanda, son todavía imprescindibles en Balears para garantizar el suministro.