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A veces, pocas por desgracia, distintas instituciones, incluso de diverso signo político, se ponen de acuerdo con un objetivo común. No es habitual porque en cuestiones políticas suele primar la frialdad o la rivalidad, el enfrentamiento y hasta el insulto. Pero hay ocasiones en las que el asunto a tratar merece un paréntesis, una reunión, una negociación y salvar cuantos obstáculos se presenten con tal de alcanzar un fin satisfactorio para todos: éste es el caso de Raixa, la emblemática finca mallorquina que desde tiempo inmemorial "la primera noticia de su existencia es de la época de dominación árabe" se levanta majestuosa y bella sobre la Serra de Tramuntana. Un tesoro que ha pasado por varias familias mallorquinas a lo largo de los siglos y que ahora se veía abocada a una venta incierta.

Aunque fueron muchas las voces ciudadanas que reclamaron una actuación inmediata de las instituciones públicas para evitar que el rico patrimonio histórico, artístico y cultural que contiene y representa Raixa pasara a manos privadas y probablemente extranjeras, nadie parecía querer tomar el testigo, dado el elevado precio de la propiedad.

Finalmente un acuerdo entre el Ministerio de Medio Ambiente que dirige Jaume Matas y el Consell Insular de Mallorca hará posible que la possessió pase a manos públicas para bien de todos los mallorquines. Pero además el pacto entre instituciones servirá de primer paso a otras acciones similares que abarcarán toda clase de riquezas, naturales, patrimoniales, históricas o culturales.

Una excelente idea que se ha materializado gracias al esfuerzo de dos instituciones en ocasiones demasiado alejadas. Vale la pena porque saldremos ganando todos, aunque después ambas quieran rentabilizar políticamente el «tanto» que se han apuntado. Nada que objetar.