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Un crucero marítimo constituye una experiencia relajante y placentera cuya popularidad, en pleno auge, experimenta en la actualidad un auténtico 'boom'. Dentro del sector se abre un amplio abanico de posibilidades que van de la oferta más popular a la más selecta. Sin embargo, la opción más elitista en Mallorca la representa el alquiler de un yate de lujo con tripulación incluida. En Palma operan dos empresas de prestigio internacional dedicadas a esta actividad, la británica Camper & Nicholson's y la alemana Dahm International. Ambas ofrecen unas pocas embarcaciones en la Isla en comparación a la disponibilidad que presentan en otros países.

El Estado español es el único de la Unión Europea, se indica, que obliga a pagar el impuesto de matriculación, un gravamen que representa el 12 por ciento del valor del buque. Así, las embarcaciones que operan en nuestras aguas enarbolan normalmente el pabellón nacional. Las tarifas para el chárter oscilan entre las 500.000 pesetas y los diez millones por día y no incluyen el combustible, los amarres ni las bebidas y comidas. Embarcan entre 3 y 4 tripulantes, según sea su capacidad de 6 u 8 invitados, pudiendo en algunos casos equipararse a bordo de algunas embarcaciones el mismo número de pasajeros y tripulantes. El perfil del cliente es el de un empresario de mediana edad con su familia o el de grupos de parejas.

Entre los yates más representativos de los destinados al chárter de alto standing destaca el Addaya, un clásico construido en 1964 por los Astilleros Cabanellas de Pollença en madera y que es un mito entre los yates españoles. A bordo han viajado personajes como Salvador Dalí, el rey Juan Carlos o Jean Paul Belmondo. Completamente restaurado en 1999 en Alicante, hoy día combina el mayor confort con el carácter de antaño. Su interior, con capacidad para ocho plazas en 4 cabinas revestidas en maderas nobles, reúne estilo y elegancia. Un chef cuida el aspecto gastronómico a bordo.

A popa se disfruta de una terraza en la que se puede cenar a la luz de las velas. Su alquiler cuesta 19.500 dólares (más de 3.500.000 pesetas) por semana, más el 16 por ciento de IVA. Para los que prefieren el estilo moderno y la velocidad, se alquilan también el Lady K o La Diva, embarcaciones de 25 y 18 metros de eslora, respectivamente, a partir de 28.000 dólares (más de cinco millones de pesetas) y 14.000 euros por semana. Los amantes de los grandes veleros disponen del Restless Spirit, de 25 metros, por 15.000 euros por semana (2.500.000 pesetas).