TW
0

Muchas veces la población reacciona con entusiasmo ante la llamada a la solidaridad que se produce cuando alguien en el mundo sufre el azote de una calamidad. Ahora los mallorquines, especialmente los palmesanos, tienen la oportunidad de demostrar como siempre que saben mirar hacia otras partes del planeta que no tienen la suerte de gozar de las mismas condiciones de vida que nosotros.

No se trata esta vez de ayudar tras un terremoto, una inundación o una guerra, es más bien la ocasión de tender una mano amiga a pueblos que se encuentran en una situación de cotidiana pobreza y que, por esa misma circunstancia, suelen ser lugares casi anónimos. El Ajuntament de Palma promueve una operación solidaria llena de originalidad, de esperanza y de buenas ideas. La renovación de la flota de autobuses urbanos ha propiciado el «fin del trayecto» para muchos vehículos que todavía se encuentran en buen uso. Los autobuses serán enviados a varios lugares necesitados: Kosovo, Sahara, Cuba, Gambia y Ucrania, pero no sólo eso, sino que el proyecto incluye mucho más.

La idea innovadora es enviar estos vehículos "con la asistencia técnica necesaria para que perduren en su uso público" repletos de todo aquello que los ciudadanos de esas zonas puedan necesitar y ése es el llamamiento a la solidaridad de las autoridades municipales de Palma: hay que llenar los autobuses con donaciones desinteresadas de los palmesanos. Herramientas, ropa, comida, juguetes, material escolar y sanitario... en muchas partes del mundo todo eso suena a gloria y a nosotros nos cuesta tan poco. Casi un centenar de buses de Palma recorrerán dentro de poco las calles de ciudades lejanas y lo harán llevando un mensaje de amistad y solidaridad de un pueblo que puede presumir de saber mirar más allá de sus fronteras.