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Chakib Khelil, presidente de la Conferencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), confirmó ayer en Palma el compromiso de esta asociación para mantener el precio del crudo entre 22 y 28 dólares por barril. Ello implica garantizar una banda tarifaria que impedirá oscilaciones bruscas en el concierto económico mundial, según opinaron los expertos reunidos en Palma por Repsol YPF en las jornadas sobre liberalización y regulación energética. El anuncio de Khelil fue bien recibido, aunque la mayoría de personalidades presentes en el hotel Son Vida recordó que ya conocían ese compromiso adquirido por la OPEP.

Respecto a la relación en materia energética de su país con España, Chakib Khelil, explicó que tiene previsto realizar una visita oficial a finales de mes para tratar con el ministro de Economía, Rodrigo Rato, sobre proyectos comunes como el del gasoducto desde Argelia a la península Ibérica o el de la conexión por cable para la exportación de electricidad. El dirigente de la OPEP indicó en rueda de prensa que la política de esta asociación de Estados «es mantener esta estabilidad por siempre», por lo que está dispuesta a «incrementar o bajar la producción» cuando sea preciso para que los precios del crudo se mantengan en los márgenes preestablecidos.

El ministro argelino recordó que el «mecanismo» de estabilización fue «implementado a principios del año pasado», pero hizo hincapié en que la OPEP sólo controla el 40 por ciento del mercado y además «no tiene control sobre el refinado y la distribución», procesos cuyo coste supone una parte importante del precio final de los derivados. «Uno de nuestros principales objetivos es buscar siempre el correcto equilibrio entre la oferta y la demanda», dijo Khelil.

Recalcó que «el primer objetivo» de la organización que preside es «satisfacer la demanda del mundo» y no aprovecharse de la situación en los países consumidores, a los que, según dijo, conviene tanto la estabilidad como a los productores. «El precio del barril es el 20 por ciento de lo que pagan los consumidores europeos», dijo Khelil, que señaló los impuestos como el principal componente del precio de los derivados para el consumidor. En este sentido indicó que en el 2000 los países productores ingresaron por la venta de petróleo cuatro veces menos de lo se facturó en los países occidentales por la venta de los derivados y recordó que los costes de origen se mantienen a pesar de la necesidad de divisas de la mayoría de los estados petrolíferos.