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Naim Abu Tair, presidente de la Unión de Comités de Trabajos de la Salud de Palestina y miembro del Consejo Legislativo Palestino, pronunció ayer una conferencia en la Casa de Cultura en la que explicó el difícil momento que atraviesa el pueblo palestino y las razones de su lucha. En un principio estaba previsto que fuera Mayed Nasar, vicepresidente de la mencionada Unión, quien viajara a España, pero las autoridades israelíes de ocupación le prohibieron la salida de Cisjordania, por lo que debió ser sustituido por Naim Abu Tair, quien sí pudo salir.

En los últimos seis meses los palestinos están viviendo una fuerte represión, «que se manifiesta en los más de 400 muertos y 20.000 heridos habidos en este tiempo, pues no pasa un día sin que mueran dos o tres palestinos», y en un bloqueo casi total de la vida civil. El cerco a la población palestina fue definido por Abu Tair como de «arresto domiciliario», ya que «el Ejército israelí mantiene poblaciones incomunicadas, impidiendo cualquier tipo de movimiento a los palestinos, incluido el acceso a las universidades o centros escolares».

Reconoció que la capacidad de diálogo entre las partes enfrentadas es, bajo la ocupación, nula. «Mientras haya ocupación habrá intifada», aseguró, y sólo la intervención internacional, a través de Naciones Unidas, puede ayudar a normalizar la situación. Desde la Autoridad Nacional Palestina y desde numerosas ONGs se ha realizado este llamamiento a la comunidad internacional para que se tomen medidas de protección de la población.

Denunció que la llegada de George Bush a la Casa Blanca «ha supuesto un mayor alineamiento de los Estados Unidos con la causa israelí» y recordó que el veto estadounidense durante la última cumbre árabe al envío de protección a las zonas ocupadas «dio luz verde a los israelíes para proseguir con su represión». La reciente visita del secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, a la zona «también dejó patente que la seguridad del Golfo es lo que interesa a Washington, mientras que la causa palestina es secundaria para los intereses estadounidenses». Pese a todo, reconoció que la voluntad de los países árabes es la paz, «justa y duradera», pero no así la de Israel, «que es la seguir con la guerra».