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A lo largo de la mañana de ayer, 340 relevistas, de edades comprendidas entre los 10 y 66 años, transportaron dos antorchas a través de sendos recorridos por el término de Calvià hasta el pebetero que quedó instalado en la urbanización Galatzó. De este modo se trataba de concienciar a la ciudadanía en general, pero sobre todo a los más jóvenes, de la necesidad de vivir sin drogas.

Media hora antes de la prevista para dar comienzo la marcha, los alrededores de la plazoleta de Cas Català Nou estaban muy animados y concurridos por los participantes "entre los que conté hasta cinco miembros del PP municipal", acompañantes y curiosos. En un autocar aparcado no muy lejos de allí, iban subiendo los participantes que posteriormente serían distribuidos a lo largo del recorrido.

Daba la sensación de que todo estaba súper controlado, pues al poco tiempo llegaron las camisetas en bolsas, a la vez que los distintos coches de la organización tomaban posiciones frente a lo que sería la cabeza de marcha. Igualmente, dos motos de la Policía Local se situaban delante, a la espera que se diera el sus. A todo esto, un colaborador de la marcha iba soltando cohetes, que se perdían en el cielo azul. «Seguro que van a despertar al ministro», decía uno, estirando el cuello en dirección a la casa de Jaume Matas. «No está "le rectificaba otro", pues no veo el coche de la Guardia Civil».

Así, pues, a las 9.30 de la mañana estaba todo tan a punto, que sin esperar ni un minuto más se dieron las dos salidas, una desde Calvià-pueblo y la otra desde la mismísima frontera de este término con el de Palma, en Cas Català, en frente del hotel Maricel.