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El Casal Balèria, delegación de la Pastoral Universitària alrededor del cual se agrupan los estudiantes universitarios católicos, organizó, por segundo año consecutivo, un Via Crucis en la montaña de Randa que congregó a unas trescientas personas en la tarde-noche de ayer. Entre los jóvenes, cuya presencia era mayoritaria, se encontraba el obispo, Teodor Úbeda, que quiso tomar parte en el acto como si fuera uno más. También es de reseñar un numeroso grupo de monjas que, con calzado cómodo, quisieron acompañar esta celebración cuaresmal.

Los diferentes grupos que participaron en el Via Crucis (los del Casal Balèria, los de la parroquia del Coll d'En Rabassa y los de la parroquia de Bunyola) prepararon la escenificación de las estaciones que se sucedieron desde la salida de la parroquia de Randa pasando por Gràcia y Sant Honorat, hasta llegar al santuario de Cura. «Jesús condenado carga con la cruz», «Jesús ante María», «Jesús cae», «Jesús es desnudado» y «Jesús muere en la cruz» son las cinco estaciones que se representaron con diversas manifestaciones: lecturas de versos, diapositivas e, incluso, mímica. En la iglesia de Randa había tenido lugar un acto que finalizó con la imposición de una pequeña cruz de madera semejante al estilo franciscano a todos los participantes.

Al llegar al santuario de Cura, precedidos por la cruz, los manifestantes que pretendían celebrar la Cuaresma adoraron la cruz teniendo presentes los muchos sufrimientos de la humanidad. El Via Crucis se hizo en silencio, como bien pedían unas pancartas que portaban algunos jóvenes. Ese silencio contrastaba con la música que poco antes había llenado el pequeño templo de Randa con música de guitarra.

Tras finalizar el acto (sobre las 22.30 horas), los jóvenes "y no tan jóvenes" se dispusieron a cenar. Ellos habían traído de casa pa i taleca, que compartieron con los demás. Al finalizar la cena, casi todos los presentes se dirigieron hacia sus casas.