TW
0

No se rían al verlos, a pesar de que la cosa tiene su guasa. Porque donde los ven ahí, tan apretujaditos los ocho, son los miembros del PP de Calvià. La oposición, para entendernos, a quienes el poder elegido los tienen como sardinas en lata en un despacho "¡menos mal que son gente limpia, que se ducha y lava los pies a diario, que si no...!", cuyas medidas no van más allá de los 20 metros cuadrados, o sea, que les sale a dos y medio por barba, sacando fuera las dos mesas y las ocho sillas, que con ellas dentro les sale a bastante menos. Vamos, que ni el camarote de los hermanos Max. Menos mal, ya digo, que además de aseados, son ordenados, que de lo contrario ¡menudo caos sería aquel cuchitril!, en el que como tengan que recibir una visita, o salen fuera los que nada tienen que ver con ella, o se entera todo el mundo.

Pero de lo que más se quejan los de la oposición de Calvià no es de lo apretujados que están, ni de que tienen un solo ordenador Pentium 150, bastante lento y algo obsoleto, ni de que sólo cuentan con una línea telefónica, lo que supone poder utilizar o teléfono o internet, nunca las dos cosas al mismo tiempo, ni de que cada uno tiene un correo electrónico, lo que se traduce que a poco que cada uno reciba un par de e-mails el chisme se le queda colapsado, ni de que pared por pared a su despacho hay otro que apenas se usa, con lo que tirando la pared, o haciendo una puerta en el tabique, ganarían en espacio. Se quejan de que a diferencia de otros ayuntamientos como el de Palma, Margarita, la alcaldesa, no permite que un solo concejal pepero se libere y cobre dignamente un sueldo que le permita vivir dedicado exclusivamente a su función de concejal.