Día ideal para ir a la playa con la familia a tomar el sol, incluso a jugar un ratito sobre la arena.

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A falta de más de un mes para que comience la primavera, las playas de Mallorca comienzan a verse pobladas de gente que buscan el día apacible mirando al sol, algo que es un privilegio de estas islas, según nos decía ayer, en Palmanova, un galés que acababa de llegar a Mallorca, de piel recién descamisada, blanca como la leche, pero dispuesto, a nada que siga el buen tiempo, a regresar a su casa moreno, pues no hizo más que llegar y tumbarse sobre la fina arena.

Y no estuvo solo en ningún momento, puesto que cerca de unas quinientas personas, calculadas a ojo de buen cubero, hacían poco más o menos lo mismo que él: solearse y disfrutar de la jornada. Incluso los más valientes se mojaron los pies por encima de los tobillos, pues el agua estaba bastante fresquita aún. Otros optaban por tomar el sol de forma indirecta, jugando a petanca sobre una pista que ellos mismos habían construido sobre la arena. Y otros se lanzaban un disco de plástico unos a otros, perdiendo quien no lo atrapa al vuelo. Y habíalos también, como el veterano Piucornel, picador en sus mozos tiempos "de los que ha llovido, pues confesó tener 67 años", que se acercaban a piropear a las guapas chicas extranjeras que habían montado una merienda junto al murete de la playa y que antes habían estado tomando el sol.

Pero lo bueno de todo esto es que, con San Valentín en puertas, santo de los enamorados, pero efemérides dentro de Febrerito el loco "y el corto" que marca el inicio del aparejamiento de los pájaros, que es síntoma de que llega el buen tiempo, es que a éste lo tenemos aquí, por lo menos por muchas semanas. Y si luego se estropea, será por pocos días, ya que estaremos en primavera y de ahí al verano hay sólo un paso.