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Los alumnos del Institut Joan Maria Thomàs de Palma pueden elegir, entre las asignaturas optativas, las de taller de teatro. Los dos grupos que se han formado preparan dos montajes: Les aventures del cavaller Tirant lo Blanc, a cargo de la profesora Antònia Fiol, y En obres, bajo la supervisión de Luis Rodríguez.

Ayer, una veintena de estudiantes de tercero y cuarto de ESO de ese centro escolar «estrenaron» la última de las campañas de visitas guiadas al Teatre Principal antes de que comiencen las obras de reforma para dotar a ese edificio de la segunda mitad del siglo XIX de los últimos avances y para adecuarlos a las exigencias de los montajes teatrales que se escenifican en la actualidad.

Bajo las explicaciones de Pep Francisco López Bonet, los estudiantes mostraron interés por conocer los aspectos técnicos y artísticos de ese edificio que, hasta ese momento, muy pocos conocían.

Tras conocer el hall y visionar un vídeo realizado por Jaume Vidal sobre la historia del recinto, los estudiantes subieron al anfiteatro. López Bonet les explicó que ese espacio donde estaban había sufrido modificaciones: «Aquí había palcos y una gran sala que dio paso al anfiteatro. Ahora, con las reformas, se dejarán dos filas de sillas y se volverá a hacer una sala que acogerá la cafetería». «Y ¿por qué?», fue una de las preguntas que se le formularon, desde el patio de butacas, al nuevo «profesor», que remitió esa responsabilidad al arquitecto aunque aseguró que habría unos cómodos ascensores para que los espectadores de platea pudieran acceder cómodamente arriba.

Pero lo que de verdad picaba a Xisca, que llevó la voz cantante en el turno de preguntas, fue qué se haría con los frescos del techo: «No entiendo cómo lo van a restaurar sin romper. Si tienen que hacer una sala encima, cómo no se va a romper». López Bonet la tranquilizó relativamente al hacerle observar que en el techo sobresalía un cuadrado: «Ahí había una lámpara que no se usaba y que se retiró. Las pinturas no salieron dañadas en absoluto».