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La entrada en vigor de la nueva Ley de Extranjería ha provocado las primeras reacciones contrarias a esta normativa porque, en opinión de algunos partidos políticos, sindicatos y ONG, recorta los derechos de los inmigrantes extranjeros que se encuentran en el Estado español. Esquerra Unida de les Illes Balears convocó ayer una manifestación frente a la Delegación del Gobierno para protestar contra esta ley y reivindicar el derecho de los trabajadores a un trabajo digno.

David Abril, portavoz de EU, manifestó que su partido va a proponer al resto de los partidos del Pacte de Progrés «la interposición de un recurso de inconstitucionalidad de la ley, basada en aspectos jurídicos, en cuanto a derechos humanos básicos». Miquel Rosselló, coordinador de EU de Mallorca, agradeció la asistencia a este «acto testimonial», en repulsa a una ley, que «convierte a los extranjeros en ciudadanos de segunda en un estado de derecho».

Cerca de doscientas personas participaron en la movilización, cuyo principal objetivo fue expresar su rechazo a la medida de expulsión de los trabajadores extranjeros en situación irregular y, en general, a la política inmigratoria del Gobierno del PP. En la manifestación participaron el conseller de Treball i Formació, Eberhard Grosske; el director general de Serveis Socials, Antoni Sancho; la concejal de EU en el Ajuntament de Palma, Margalida Thomàs; el director general d'Habitatge, Jaume Carbonero; el responsable de CITE-CC OO, Mustafá Boul-Harrak, y el delegado diocesano d'Acció Social, Pere Noguera, además de varios ciudadanos extranjeros.

Encabezó la manifestación una pancarta con el lema «Papers, treball i dignitat» y durante la protesta pudieron escucharse consignas como «La Ley de Extranjería es una porquería».