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La danza ha entrado de lleno en la programación del Teatre Municipal para las fiestas de Sant Sebastià con un gran éxito de público que ha llenado las salas los días que había espectáculo de ballet. Dansa Carrousel fue una de las compañías que hizo que el público abarrotara la sala del recinto teatral para asistir al estreno de La caza de brujas de Salem, el quinto montaje escénico de una agrupación que se dio a conocer el 1997 con Cenicienta 2000 y que después deleitó al público con El Tarot, Metro y Temps, tempo.

Bajo la dirección de Rosemary Rehm, Nina Merkleim y Juan Seller, seis bailarinas y tres bailarines (aunque el mismo Seller se encontraba entre ellos) dieron cuerpo a un ballet moderno de tres actos y sin intermedio situado en Salem durante los juicios de las cazas de brujas que tuvieron lugar a finales del siglo XVII en Estados Unidos... aunque, según los coreógrafos, la obra podría reflejar otras situaciones parecidas que han sucedido a lo largo de la historia.

La obra empieza cuando se presenta a Salem el Cazador de Brujas, un personaje siniestro al que da vida Jordi Granados. Ante el resto de personajes se manifiesta el amor que se profesan el Granjero y su Esposa (Juan Seller y Alicia Granados) para envidia de Sara (Francisca Elena Bestard), que pide a Tabitha "esclava de West Indies, a la que da vida Laura Moreda" y a sus seguidoras Ana y Rachel (Conxita Sansó y Margarita Orero) que interceda por ella haciendo un hechizo... que funciona a la perfección, ya que el Granjero cae en las redes de Sara ante los ojos de la comunidad y de la esposa del seducido.

Es hora de que el Cazador de Brujas empiece su cometido y lo hace interrogando y condenando a Tabitha y también al Granjero al que toda la comunidad, excepto su esposa, da la espalda. Es ahí donde se cierra el telón y los jóvenes artistas, formados en la academia de baile de Rosemary Rehm durante años, gozan de su triunfo.