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ANA PÉREZ Tres años han hecho falta para que el proyecto de reforma de la avenida de Jaume III, iniciado por la asociación de comerciantes de la zona, se convirtiera en una realidad. Ahora, cuando las obras están prácticamente concluidas, y a falta de los últimos retoques, los comerciantes de esta céntrica vía comienzan a valorar los resultados y a tomar posturas.

Farolas de estilo moderno en acero inoxidable; dos tipos de pavimento, para la parte exterior de las aceras y para la interior, bajo las arcadas, y una amplitud de aceras que da origen a una pequeña plazoleta en las inmediaciones del Passeig de Mallorca son las principales novedades de un nuevo Jaume III que no acaba de contentar a todos. A unos, simplemente, porque no les gusta la estética que presenta ahora la avenida, y a otros, porque consideran que la reforma se ha quedado corta y se ha escatimado en la calidad de los materiales empleados, especialmente en lo que hace referencia al embaldosado, que se lleva todas las críticas por «resbaladizo y sucio».

Y si para los detractores las nuevas farolas son excesivas o dejan que desear con respecto a sus vecinas del Passeig de Mallorca, los más satisfechos consideran que han devuelto a la avenida una categoría perdida en los últimos tiempos.